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EXTREMADURA 3 - MIRANDÉS 2

Pardo declina la balanza

Un gol del central del Extremadura en el descuento decide un partido épico en el que pudo ganar cualquiera.

El Extremadura seguirá enganchado a la liga gracias a un gol de Pardo en el descuento, que terminó un partido de locos que cayó finalmente del lado azulgrana. El Mirandés, que perdió la ocasión de acercarse más a los puestos de ascenso, también se sumó a la fiesta del Francisco de la Hera, con una segunda mitad en la que los continuos cambios en el marcador mantuvo el choque en el aire hasta el final.

La primera parte fue entretenida. Ya advertían ambos técnicos en la previa que se enfrentaban dos equipos muy parejos, y esa fue la sensación real. De salida estuvo mejor el equipo local, pero con el paso de los minutos el juego se equilibró y el partido quedó abierto a que cualquiera se adelantara en el marcador. La mejor ocasión local estuvo en las piernas de Nono, con un balón que despejó Limones a córner. La réplica la puso minutos después Álvaro Peña, cuyo disparo también terminó en las manos de Casto Espinosa. Antes llegó la lesión de González, que dejó su puesto a Joaquín en el 35.

En el arranque de la segunda parte no cambiaron las cosas. Al Extremadura, que no le habían acompañado los resultados del fin de semana, le tocaba volcarse. Un resultado que no fuese el de la victoria para los de Mosquera pondría las cosas cuesta arriba en la clasificación. En frente, el Mirandés de Iraola, tampoco iba a renunciar a los tres puntos, pero las urgencias no eran tan necesarias. Le bastaba seguir bien ordenado y esperar el desgaste azulgrana y una ocasión que seguro llegaría. Lo que nadie preveía es que al choque le faltasen cinco goles. Abrió el marcador Pastrana en el 53. Lo empató de nuevo Antonio Sánchez en el 58, y Matheus situó el choque por primera vez favorable a los suyos en el 73. A partir de ahí, con un Extremadura herido en su orgullo, tocaba intentarlo a la desesperada. Álex Alegría puso otra vez las tablas en el 77 y Pardo puso la guinda en el descuento, desatando la locura en la parroquia local y dejando sin premio a los de Iraola.