Correa baila, João regresa
El argentino volvió a ser decisivo con un gol y una asistencia a Koke. El portugués volvió a marcar en el Wanda, en Liga, cinco meses después. Alcácer adelantó al Villarreal.
La jornada invitaba. Ganar para el Atlético era ser tercero. Si perdía se quedaba fuera hasta de Europa League. El Villarreal, que si ganaba se arrimaba a los puestos de Champions, ya era noticia desde la caseta: en su once sólo españoles, rara avis en el fútbol moderno más allá del Athletic. Salió apretado en su campo, obligando al Atlético a buscarle resquicios por las bandas. Y la intensidad de los rojiblancos se había quedado en el martes. Ni apretaba ni mordía. Mucho menos amenazaba por mucho que tuviera el balón. Entre líneas sólo se topaba cemento. Cuánto le cuesta al Cholo siempre roer el hueso amarillo.
Un Cholo que miraba desde la distancia del palco. El abrigo del Mono Burgos ocupaba su lugar en el banquillo. Desde allá arriba Simeone podía ver que Calleja había sacado al verde un espejo a su método. Acorazado sobrevivía cómodo el Villarreal, convertidos sus futbolistas en avispas para correr si robaban. A la primera que tuvieron, encontraron el gol. Lo hizo Alcácer, uno de los nombres que se barajaron en el Metropolitano para apuntalar la delantera del Cholo y que terminó cambiando Dortmund por Vila-real. Bajo la atenta mirada del Cholo, se sacó una imparable volea que fue como un obús desde la frontal a la red de Oblak. Tardó unos minutos el Atlético en arrancarse del cuerpo el susto, ahogadas todas sus transiciones en la presión amarilla. Cazorla impartía una masterclass de fútbol, Trigueros movía y movía. Por delante, Gerard Moreno creaba espacios y Alcácer los atacaba. Lodi no era el del martes, Felipe y Vrsaljko corrían para nada y al final de cada jugada los rojiblancos siempre se topaban con Asenjo. Se sacó dos paradas imposibles. Primero ante una media tijera de Morata y, en el rechace, ante un cabezazo a bocajarro de Vitolo. Ellos habían sido la delantera de inicio del Cholo. El Atlético no creció hasta que Correa no dio un paso adelante, deshaciendo ese plan.
Que no se marchara en verano ha sido el mejor fichaje. El argentino se ha cosido los galones al escudo y a bailar. Su caos es la bendita locura. Olió el gol en un balón que parecía a ningún sitio de Vrsaljko y por ahí se coló para encontrarle al Villarreal el resquicio. Albiol y Pau le abrieron la puerta, desordenados. El partido se iba al descanso 1-1. En ese momento el Atlético había logrado encajonar al Villarreal de verdad aunque Morata fuese todo lucha y cero acierto.
Los golpes de Koke y João Félix
Simeone desde su palco le subió al partido las pulsaciones con dos regresos, el de João Félix por un desacertado Vitolo y Trippier por un Vrsaljko que aún no está para martes-domingo. El Atlético seguía apretando, el Villarreal esperaba. Alberto Moreno, que había pasado de la enfermería directo al once, derribó a Correa en el área para subirle los decibelios a la grada, que pidió penalti. Pero otro día más ni el árbitro ni el VAR vieron eso que la grada pedía. Correa se vengó en la jugada siguiente, ahora forrando su bota de asistencia. Su catálogo de trucos es infinito.
De regreso a la derecha por la entrada de João Félix, la jugada la inició el portugués con una apertura hacia Trippier. El inglés buscó al argentino y el argentino encontró a Koke, que irrumpió en el área con alma de 9 para enviar con el tupé a la red de Asenjo esa pelota. Premio merecido al capitán, la vida con él siempre es mejor, siempre sonríe. El Villarreal ya sólo era un recuerdo en el partido, el recuerdo de un tiempo que se había ido. Su única noticia en la segunda parte, un remate a bocajarro de Moreno, la desbarató la mano milagro de Oblak.
En el otro área, João Félix se reencontraba con el fútbol y también con el gol. Aprovechaba otro fallo en la salida del Villarreal, ahora de Chukwueze, para hacerle otro agujero a Asenjo. El partido había comenzado a jugarse a lo que quisieran sus botas. El Villarreal alzó la bandera blanca. Mientras, la primavera se ha instalado en el Metropolitano este febrero. Semana fantástica. La enfermería se vacía, golpe al Liverpool en Champions y de nuevo tercero en Liga. Roído hasta ese hueso. El siempre difícil Villarreal.