El Leganés ya es el equipo que más encaja a balón parado
El tanto del Iago Aspas le hace igualar en este guarismo negativo con el Atlético, ambos con 9 goles en contra. Se ha convertido en uno de sus talones de Aquiles.
Se ha convertido el balón parado en una de las lacras que lastra a un Leganés débil este curso en muchas facetas. La de no saber defender este tipo de jugadas es una de ellas. En lo que llevamos de temporada los pepineros han encajado nueve goles en acciones de estrategia. El último llegó hoy en Vigo y supuso la derrota ante un rival directo que deja la permanencia a cinco puntos. Lo anotó Iago Aspas y convierte a los pepineros, junto con el Atlético de Madrid, en el equipo que más tantos ha recibido en esta suerte.
La diferencia, sin embargo, es que mientras que a los rojiblancos es casi la única manera de meterles mano, los pepineros también sufren sangría en otras acciones. Pese a ello, la pizarra representa el 24% de los goles encajados. Un cuarto. Demasiados.
El gol encajado hoy fue un calco a otros que han ido lastrando el rendimiento blanquiazul a lo largo del curso. Un balón blando, aparentemente sin peligro, que por falta de atención en las marcas personales terminó en remate rumbo a las mallas blanquiazules. Sucedió después de que Munuera Montero desdijera su roja a Óscar. En medio del barullo, al Leganés se le fue el santo al cielo. Se notó la falta de tensión. Gol con fuerte castigo. Puñetazo al alma.
Más aún porque el Leganés ha jugado con uno más durante casi 75 minutos. Pese a ello, no ha sido capaz de defender su superioridad y la ha malgastado en una de esas acciones en las que las fuerzas se igualan.
Aguirre ya ha insistido en alguna ocasión que esa asignatura, la del balón parado, era una de las que más le preocupaban. De hecho, en su arranque como entrenador del Leganés sólo encajaba en esta suerte. Real Sociedad, Barça o Sevilla lo ajusticiaron de esta manera. Celta (en dos partidos), Alavés y Getafe, también. La tendencia parecía disminuir. Pero hoy en Vigo el fantasma reapareció en forma de condena.