Con 28 jornadas disputadas, o exactamente dos tercios de liga jugada, el Girona es quinto con 42 puntos. Una buena posición, deseada por muchos de los rivales de los catalanes pero insuficiente para el Girona: los de Martí aspiran al ascenso directo y ese lo otorgan las dos primeras plazas que actualmente ocupan Cádiz y Zaragoza. El empate de los aragoneses ante el Mirandés el miércoles por la noche les deja con 48 puntos, a seis del Girona.
Así pues los catalanes tienen 14 partidos para recortar sesos seis puntos y acabar la Liga en las dos primeras posiciones. Una tarea complicada, no imposible, en la que el Girona no tiene solo dos rivales: Almería y Huesca (con 46 puntos) además del Elche (40) pugnan también por acabar al menos segundos. El lado más positivo de la situación del equipo es que tiene ya cuatro puntos de margen sobre el séptimo, lo que le sitúa con cierta comodidad en las plazas de playoff.
El calendario ha querido que el Girona reciba a sus principales rivales en Montilivi. Así pues Zaragoza, Almería y Cádiz todavía han de pasar por Montilivi, mientras que el Huesca ya lo ha hecho (y ha perdido). Teniendo en cuenta que el Girona es el segundo mejor local de la categoría (solo por detrás del Huesca) pero sin embargo el 17 mejor visitante, recibir a los rivales directos en Montilivi es una gran ventaja.
Los números de Martí como técnico, en los tramos finales de temporada, son irregulares. Esta será su cuarta campaña en la que afronta en tramo final de curso, y en las tres anteriores ha tenido un rendimiento dispar. En dos de ellas (sobre todo el año pasado con el Deportivo) los equipos de Martí firmaron un gran tramo final de campaña que les permitió jugar el playoff de ascenso. En el otro año (con el Tenerife) los resultados finales no fueron buenos.