El Sporting pone al Racing ante la cruda realidad
Los gijones apabullaron en la primera mitad y A los cántabros les faltó fútbol y tampoco ganó los balones divididos en todo el partido
El Sporting fue mucho mejor que el Racing. En todo. En la primera mitad de manera apabullante y en la segunda, con orden y con paciencia, sabiendo leer el partido perfectamente. Los de Oltra, después de una semana rodeados de cariño y de optimismo, saltaron al campo achicados, sin actitud ni aptitud. Ni eran capaces de dar dos pases seguidos ni tenían la agresividad ni el orden necesarios para poder robar en zonas peligrosas. O para llevarse un solo balón dividido. Tuvo suerte de llegar al descanso perdiendo solo por 0-1, porque los gijoneses no solo mandaron sino que generaron, además del gol, dos ocasiones clamorosas que Carmona y Murilo no fueron capaces de embocar.
Manu Hernando, rapidísimo y muy atento todo el partido, fue la única buena noticia de la tarde verdiblanca. Achicó lo suyo y lo que pudo de los demás.En ataque (sin Cejudo no hay paraíso) no hubo ni una sola combinación, ni un pase al hueco, solo Borja Galán y sobre todo Enzo Lombardo intentaron goles de Telediario, comenzando a driblar a 45 metros de la portería rival. No llegaron a nada, pero lo de los demás fue menos todavía. Costaba ver cual era el plan de juego si con Kitoko y Sergio en el medio, los más físicos, el equipo ni tenía salida de balón ni presionaba alto ni ganaba duelos.
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El inicio de la segunda mitad fue un espejismo. Un par de arrancadas, ya sin Kitoko y con Mario Ortiz enchufado en los primeros minutos, hizo creer a El Sardinero que se podía y comenzó a rugir. Dio igual. La cruda realidad era que no se podía. Después de unos minutos acobardado, el Sporting volvió a coger el control del partido y, aunque sin crear peligro, esperar su momento.
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A medida que avanzaba la segunda mitad, al Racing se le acabó la efervescencia, y eso que las primeras acciones de Barral, ya con 4-4-2, metieron algo de presión a la caldera, y quedó claro que no era el día. Ni una sola ocasión y dos tiritos lejanos y muy fáciles para Diego Mariño fueron todo el bagaje. Menos mal, como dice el lema que ha elegido el Racing para su campaña de publicidad en busca de la remontada, que está prohibido rendirse.