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BARCELONA

Setién, un mes de convulsiones

De la polémica de los pases, al cambio del 3-5-2 al 4-3-3. De las caídas en Valencia y Bilbao, a la esperanza por la remontada ante el Betis. El cántabro vive su primera semana tranquila.

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Quique Setién cumple este jueves un mes como entrenador del Barça. Le mueve el viento del Norte, ya lo avanzó a su llegada. Pero tal vez no esperaba tantas convulsiones, tan rápidas, en el viaje. De momento, Setién no ha cumplido. Su equipo ya ha sido eliminado de la Copa del Rey y ha perdido el liderato en LaLiga que heredó de Ernesto Valverde. Sin embargo, el cántabro salvó un match-ball el domingo en el Villamarín y demostró que, como sus jugadores, sabe ponerse en pie y está vivo. Puede decirse, de hecho, que Setien vive esta semana sus primeros días tranquilos desde que llegó al Barcelona. Una semana de campo y oficinas, porque se despacha el fichaje del nueve después de la operación de Ousmane Dembélé. Pero con menos tambaleos.

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El 13 de enero se conoció que Quique Setién sería entrenador del Barça y, un día después, fue presentado. Anunció a los cuatro vientos su querencia por el cruyffismo. Su debut ya fue controvertido. El Barça ganó a un Granada con diez por 1-0. Un sector de la crítica celebró el regreso al estilo. Y, ciertamente, el Barça batió el récord de posesión de un partido de LaLiga este curso (82,5 por ciento), pero de los 1.005 pases que dio, sólo 203 (un 20,2 por ciento) fueron hacia delante. Del estreno, el Barça saltó a Ibiza en medio de la borrasca Gloria. Allí, salvó lo que pudo ser un ridículo histórico. Después de ir perdiendo 1-0 y no tirar en 70 minutos, Griezmann salvó la papeleta. Aquella noche, entre Neto (29), Lenglet (114), Sergi Roberto (105) y Júnior (82) dieron 330 de los 718 pases de un equipo, el 46 por ciento. El debate fue más, y el Barça, pese a una buena segunda, se estrelló en Mestalla.

Algo había que hacer y Setién tomó una decisión inteligente. Movió el sistema y regresó al 4-3-3 de Valverde, en el que los jugadores tenían mecanizados más automatismos. Desde esos conceptos ya aprendidos sería más sencillo darle un toque personal. El Barça mejoró. Arrasó al Leganés en la Copa y jugó una buena primera parte contra el Levante. Pero los progresos no bastaron en Bilbao. Pese a merecer más, cayó 1-0. El discurso de Setién resultó demasiado autocomplaciente para la exigencia de un grande. "Estoy satisfecho", dijo después de perder en el último minuto la oportunidad de acercarse a un título del que esa misma tarde se había descolgado el Madrid, su eterno rival.

Como si Setién no tuviera suficiente con intentar darle empaque a un equipo debilitado desde la noche de Cornellá, cuando la figura de Valverde empezó a ser cuestionada de verdad, el club se ha llenado de incendios en el mercado. La decisión de mandar a Roma a Carles Pérez antes de saber si Dembélé estaba en condiciones o no de regresar resultó del todo extraña. Setién admitió días después el error. Las lesiones de Suárez y Dembélé tienen todavía sin resolver la cuestión de nueve. Pero en lo peor que ha pasado en este mes de Setién, el cántabro no tuvo absolutamente nada que ver. Abidal deslizó una crítica de mal gusto a Valverde y dejó caer que algunos jugadores se quejaban de trabajar poco y no estar a gusto con el Txingurri. Messi salió como una apisonadora a reventar al francés por Instagram y el incendio, por un momento, pareció que se iría de las manos y afectaría a todos los estamentos de la entidad. El post-partido de Bilbao sí se controló bien desde dentro. Conscientes de que todos estaban en el ojo del huracán, desde jugadores a directiva pasando por el entrenador, el discurso fue de unidad. Ese "ya tenemos suficiente con la mierda que nos tiran desde fuera para tirarnos más nosotros encima" funcionó como una anestesia general. El Barça se calmó y Setién cerró su primer mes completo como entrenador del Barça con una victoria reparadora en Heliópolis que le permite seguir en la carrera por LaLiga y mirar con cierto optimismo los octavos de final de la Champions. En este último partido, además, Setién usó su tercer sistema como tal. Del primer 3-5-2, o 3-1-4-2 como se prefiera, pasó al 4-3-3 en el partido contra el Leganés y, en Heliópolis, jugó con un 4-4-2 con Vidal en el vértice del rombo del centro del campo y Messi y Griezmann jugando por dentro como delanteros. Otra vez, sin extremos.

Un repaso rápido a los números de los jugadores con Setién permite establecer algunas conclusiones. La primera es que, además de Messi, hay un intocable para el cántabro. Busquets, uno de los jugadores dolidos con Valverde por aquella suplencia en el primer partido de Liga en San Mamés, ha ganado peso. Le benefician los retoques que ha establecido el cántabro en el plan de juego y sabe que tiene toda la confianza de su nuevo entrenador.

Uno de los que se ha ganado el sitio es Lenglet. Setién apostó por Umtiti en su primer partido, como si quisiera que una de sus primeras decisiones fuese apostar por el campeón del mundo por delante del ex sevillista. Lenglet se ha comido a Umtiti y ya es intocable, más después del festival de tarjetas y de algún problema físico de Piqué. Semedo también ha ganado puntos pero no en perjuicio de Sergi Roberto, que sigue siendo un buen comodín. Otra de las revoluciones ha sido Ansu Fati, que había perdido protagonismo en los últimos partidos con Valverde y al que Setién se ha creído.Entre otras cosas, casi por obligación. Sin Luis Suárez, Dembélé ni Carles Pérez, no hay más delanteros. Tanto que empieza a alternarse con Griezmann en el equipo por el miedo de Setién a quedarse sin un punta más.

Junto a Busquets, De Jong es el centrocampista más utilizado. Rakitic y Vidal alternan titularidades y suplencias según las características del rival y Arthur, que no está a un buen nivel físico, se ha convertido apenas en un recurso para cerrar partidos con la posesión de balón. En Bilbao y el Villamarín estuvo en un mejor tono. La última novedad que ha implementado Setién es la de Alba como revulsivo. El lateral es titular habitual, pero en Ibiza y Sevilla su salida, fresco de piernas, tuvo impacto en el partido y también es una manera de protegerle para que no tenga que jugar tantos minutos.

Setién aún no es querido ni odiado por la afición del Barça. Es simplemente analizado. Anunció que sólo puede prometer de sus equipos que jugarán bien y, de momento, eso no lo ha logrado con continuidad. Los resultados tampoco son para tirar cohetes. Cinco victorias (Granada, Ibiza, Leganés, Levante, Sevilla) y dos derrotas (Valencia y Bilbao) que significaron la pérdida del liderato en LaLiga y el adiós a la Copa. Lo del Villamarín le ha permitido evitar que su calificación en el primer mes sea de suspenso. Y ha abierto una puerta a la esperanza de la recuperación. Veremos cómo sopla el viento del Norte para el cántabro de aquí en adelante.

Ter Stegen 540 minutos
Neto 90'
Semedo 450'
Lenglet 540'
Piqué 350'
Alba 488'
Umtiti 280'
Junior 174'
Rakitic 347'
Busquets 540'
Arthur 166'
Sergi Roberto 470'
De Jong 525'
Vidal 243'
Collado 5'
Messi 540'
Griezmann 532'
Riqui Puig 93'
Carles Pérez 68'
Ansu 489'