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UNIONISTAS-REAL MADRID

Zidane y la 'Operación Niñera'

Sabe lo que es dar la cara en casa de un Segunda B. En 2001, fue el único galáctico blanco en jugar en Copa en Fuerteventura. En césped artificial, con cabras y sin móviles...

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Zidane, en una acción contra el Pájara Playas en la Copa del Rey de 2001.
ANGEL MARTINEZ

Cuando Zidane dice en la previa del partido copero ante Unioinistas que sus jugadores apechuguen (mensaje subliminal a Bale) y vayan a Salamanca con buena cara, sabe por qué lo dice. Quiere profesionalidad, como la que mostró él mismo en octubre de 2001. Siendo el futbolista más caro del planeta, se tuvo que calzar unas botas multitacos y liderar sobre césped artificial al Madrid durante los dieciseisavos de final de Copa en un lugar remoto, en Costa Calma, en Fuerteventura, contra el modestísimo Pájara Playas. Un club canario cuyo presupuesto total de ese curso era la quinta parte del sueldo anual del propio Zidane...

El utillero del Pájara Playas, el rival de Segunda B de aquel Madrid con Zidane de estrella, preparando las camisetas del equipo.
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El utillero del Pájara Playas, el rival de Segunda B de aquel Madrid con Zidane de estrella, preparando las camisetas del equipo.ANGEL MARTINEZ

Como ahora con Unionistas, era una Copa del Rey a partido único. Una trampa que amenazaba con volver a cerrarse sobre los blancos (habían caído en Toledo, en la edición anterior, bajo esa fórmula) aunque Del Bosque sólo se llevó una estrella, la supernova francesa, dentro de su particular galaxia. Raúl, Figo, Roberto Carlos, Hierro, Michel Salgado, Makelele y Helguera, entre otros, se quedaron en Madrid. Canteranos y Zidane, una versión primitiva del posteriormente famoso Zidanes y Pavones, que no intimidó al Pájara Playas. “No nos vamos a sentar en la grada a aplaudirle”, bravateó antes del encuentro el técnico majarero Toni Cruz.

El caso es que Fuerteventura se movilizó para recibir a Zizou y al Madrid con un despliegue colosal. Se gastaron 80 millones de pesetas (unos 500.000€ actuales) en acondicionar el estadio y hasta las carreteras de la isla. Incluso se acuñó un florido nombre para el dispositivo de recibimiento y seguridad, fue la ‘Operación Niñera Blanca’. Julio Cendal, el jefe de seguridad madridista, le colocó un escolta durante todo el viaje, más dos guardias civiles que fueron la sombra del marsellés. Todo para evitar agobios al Madrid y a uno de los futbolistas más mediáticos del planeta.

Zidane, a su llegada a Fuerteventura para el partido contra el Pájara.
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Zidane, a su llegada a Fuerteventura para el partido contra el Pájara.EFE

Aburrido sin su amigo Makelele

Pero no fue un viaje cómodo para Zidane. Recién llegado al Madrid y sin su amigo Makelele, se pasó las tres horas de avión leyendo un libro. En gran parte de Fuerteventura, como en el mismo estadio Benito Alonso, donde se jugó el partido y rodeado de rebaños de cabras autóctonas, no había ni cobertura móvil. El partido fue tan peculiar que pese a ser una visita histórica, el partido no registró un lleno en una noche en la que lo más destacado fueron los 54 minutos que jugó Zidane en los que mostró su genialidad, que César (el nuevo director deportivo del Valencia) tuvo que jugar con chándal para no abrasarse al lanzarse en el césped artificial y que Guti, ahora José María Gutiérrez, hizo un hat-trick (fue un 0-4).

No hubo Pajarazo y Zidane regresó a Madrid para, el año siguiente, inventarse su volea de la Novena. Han pasado 17 años de aquello, tanto tiempo que el Pájara Playas ha dejado de existir como club. Su acta de defunción se firmó en 2011. Zizou, de los campos de Segunda B a la gloria en Glasgow, y no se le cayeron los anillos.