El tándem Garrido-Jose Mari, vital para el Cádiz de Álvaro Cervera
Ambos futbolistas se han convertido en el doble pivote de máxima garantía. La solidez defensiva unida a la capacidad de gestión del equipo es la clave del sistema de Cervera.
El conjunto gaditano volvía el jueves a los entrenamientos pensando ya en el choque contra el Deportivo de La Coruña el próximo domingo. En el Rosal predominaban las caras serias y los gestos de preocupación tras lo sucedido en la noche del miércoles, un empate que sabía a derrota al recibir dos tantos en el tiempo de prolongación.
Álvaro Cervera se mostraba ayer desconcertado por lo sucedido frente al Mirandés, al mismo tiempo que no ocultaba su preocupación por los resultados obtenidos en los tres últimos encuentros, en los que han recibido siete goles "si se quiere estar arriba hay que recibir pocos goles", sentenciaba tras el encuentro.
Y es que el total de goles que ha recibido el Cádiz en toda la temporada son 22, siete de ellos en los dos últimos encuentros en Carranza, 4 frente al Numancia y 3 contra el Mirandés, lo que supone casi la mitad (7) del total (15) de goles del resto de la temporada.
Durante la primera vuelta, el conjunto cadista tan solo había recibido 4 tantos en su feudo, hasta que en la última jornada llegó el Numancia e igualó la cifra en 90 minutos.
Para el entrenador no hay excusas, pero hay factores que llaman la atención. El centro del campo parece desolado cuando Cervera pierde a su tándem Garrido-Jose Mari.
Frente al Numancia y a la Ponferradina causó baja Jose Mari y pese a que en la jornada anterior, contra el Oviedo, solventaron su ausencia, la semana siguiente no lo consiguieron. Aquí se sumó otro problema, Salvi era expulsado en el minuto 52, con el 1-1 en el marcador. Otro jugador clave para el juego que desarrolla este equipo.
Contra el Mirandés el equipo no supo gestionar la victoria, al igual que en el último partido de Copa del Rey contra el Logroñés. El equipo se relajó al ver el 3-1 en el marcador, se desordenó en el campo y el rival aprovechó para conseguir el empate. Algo que con Jose Mari no pasa, ya que mantiene a sus compañeros ordenados, mientras Garrido, el hombre en el que más confía Cervera, es el muro infranqueable.