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Betis BET
1
Bartra 92'
Atlético ATM
2
Correa 57',Morata 83'
Finalizado

BETIS 1 - ATLÉTICO 2

Correa, el ángel rojiblanco

Salió en el 56' y cambió al Atleti: marcó un gol y asistió a Morata, que marcó de tacón. Bartra hizo el gol bético. Los de Simeone volvieron a ganar fuera en Liga tres meses después.

Madrid

Primero llegó el gol, hace dos jornadas. Ayer, el premio gordo. Volver a ganar fuera de casa. No lo hacía el Atlético desde septiembre. Y lo hizo en el Villamarín ante un Betis a ratos brillante pero sin pegada. Con Morata convertido en un personaje de Dickens, del frío oscuro a la redención con sus fantasmas, y un regalo: Ángel Correa. En la tarde luminosa, la orden del Cholo podía palparse con claridad: ahogar el inicio del Betis, que había hecho goles antes de los primeros quince minutos en sus últimos cuatro partidos. En el 6’ la vida en campo contrario de los rojiblancos ya tenía su recompensa: gol de Morata. La dicha duró un suspiro. Silbato del árbitro: estaba en fuera de juego. No hizo falta ni VAR para comprobarlo. Ahí vive. Partido a partido. Comenzaba el tiempo del Betis.

Un Betis que comenzó a crecer alrededor de Bartra. Un paso atrás, tercer central y solidez. Uno adelante, pivote y dupla con Guardado para liberar a Canales y Fekir. Uno es talento, el otro era un tormento. Parecía viento, indetectable. Los rojiblancos, incapaces de intuir por dónde aparecería, estaba en todas partes, en los espacios y apoyos, su 8 siempre hacia Oblak. En el minuto 15 el dominio inicial del Atleti parecía de otro partido, tan lejos quedaba, abnegado ahora por el temporal Fekir. Temblaba la madera de la portería de Oblak por un balonazo al travesaño que Feddal enviaba de cabeza.

El Atlético era una pesadilla antes de Navidad. Sin tensión, sin soluciones, sin mando, sin Koke. Porque el capitán se había quedado en Madrid, una elongación, y el partido era la foto de por qué siempre juega. Porque cuando no lo hace el equipo se descompone, incapaz de tener el balón y moverlo con inteligencia o un plan. Ay, capitán, mi capitán. Pero Koke no estaba y el Cholo parecía haber lanzado a sus hombres como si fuesen dados sobre la hierba, donde cayeran. Y Thomas tenía el día impreciso, y Saúl en el centro no funciona, y el mejor que saca el balón, Herrera, estaba en la banda. Lemar directamente parecía un futbolista del Betis con la camiseta contraria. Todo un despropósito. Como el tiro de Morata que se estrelló en el poste tras correr 40 metros, solo. Pero cuando llegó ante Joel, mano a mano, todos los fantasmas de su cabeza estaban en su pierna. Disparó desde el borde del área, precipitado y al centro. El portero, que incluso se había escurrido, sacó el guante y desvió. Lo mejor que pudo pasarle al Atleti fue que llegara el descanso.

Correa todo lo cambia

El paso por la caseta no cambió demasiado el partido. El Betis con el balón y el dominio. El Atleti, desnudo a la intemperie. Hasta que Simeone miró atrás y se sacó del banquillo la carta Correa. Se iba Lemar, otro tren que pasa y no coge, y mientras los hombres del Cholo se ordenaban de forma más natural (Saúl a la banda y Herrera al pivote), Correa presionaba para birlarle el balón a Álex Moreno y el partido al Betis. Quiebro de cintura ante Joel, portero sentado y pelota a la red. Cien segundos llevaba en la hierba. Aprende, Lemar.

El Betis cayó en la ansiedad, Fekir difuminado, como simple tormenta de verano, el Atlético ordenado y pétreo, amurallado en su campo. Rubi, con tantos metros por delante, volvió a inclinar el campo con la entrada de Lainez. Acarició el empate con un balón desde fuera del área de Bartra y otro a la madera de Canales. Pero Correa seguía en la hierba y Correa encontraría a Morata para que convirtiera la pesadilla de antes en su propio Cuento de Navidad: remató de tacón y Joel la tocó pero no paró. Así es como siempre le sale mejor: cuando Morata no piensa mantiene sus fantasmas a raya. El gol de Bartra llegó en el descuento y subió cuatro minutos más tarde: lo que tardó en revisar el árbitro en el VAR una mano de Álex Moreno. Subió al marcador pero sólo fue pedrea para Rubi. El Gordo lo llevaba el Cholo: ese chico menudo y flaquito, con el fútbol y la voz de los tangos, Ángel Correa. Le devuelve a la Champions. Y así acabará este 2019.