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BARCELONA 0- REAL MADRID 0

Paz en el estadio, barricadas fuera

Las colas para entrar y el caos para salir marcaron el Clásico. Dos pancartas, banderolas y una lluvia de pelotas amarillas, las únicas acciones que alteraron mínimamente el partido.

Paz en el estadio, barricadas fuera
ReutersACN

Dos pancartas gigantes, muchas banderolas y una lluvia de pelotas amarillas de goma en el minuto 55 de la segunda parte fueron las únicas acciones que alteraron mínimamente la disputa de un Clásico del que nadie se borró: 93.426 espectadores que marcaron la mejor entrada de la temporad.

Eso en el estadio, porque fuera, mientras se disputaba el partido, un grupo de incontrolados se enfrentaba a los Mossos d’Esquadra quemando contenedores (cuyo humo se notó en los instantes finales del partoido) y montando barricadas en la Travessera de Les Corts que obligaron a que la salida del estadio también fuera un caos al inhabilitarse todas las salidas del sector sur del estadio. Un colofón lamentable a una jornada que transcurría sin sobresaltos.
Desde primera hora, la a zona del estadio estaba cortada al tráfico y había más periodistas y policías que gente esperando para cortar las calles. La tranquilidad era tal, que varias televisiones guardaban turno para entrevistar a una señora mayor que esperaba en vano un autobús al que le habían modificado el recorrido. Era lo único reseñable a esas horas.

Las concentraciones estaban previstas para las cuatro de la tarde, hora en la que poco a poco, en los puntos previstos iba acumulándose la gente. Algunos, aprovechando los parterres, incluso instalaron mesas y sillas de picnic para pasar ahí la tarde.

En un ambiente festivo y pacífico, las concentraciones crecieron pero no impidieron la llegada de los equipos al estadio poco antes de las seis de la tarde. El camino para los autocares estaba absolutamente despejado.

En cambio, el vía crucis para entrar en el estadio para los aficionados de a pie fue doloroso. Los registros fueron muy intensos. Igualmente, trataron de requisar los carteles azules a modo de bufanda repartidos fuera del estadio con el lema ‘Spain sit and talk’, pero el control no pudo evitar que tras el mosaico inicial, las banderolas aparecieran por miles en la grada.