Paz en el estadio, barricadas fuera
Las colas para entrar y el caos para salir marcaron el Clásico. Dos pancartas, banderolas y una lluvia de pelotas amarillas, las únicas acciones que alteraron mínimamente el partido.
Dos pancartas gigantes, muchas banderolas y una lluvia de pelotas amarillas de goma en el minuto 55 de la segunda parte fueron las únicas acciones que alteraron mínimamente la disputa de un Clásico del que nadie se borró: 93.426 espectadores que marcaron la mejor entrada de la temporad.
Las concentraciones estaban previstas para las cuatro de la tarde, hora en la que poco a poco, en los puntos previstos iba acumulándose la gente. Algunos, aprovechando los parterres, incluso instalaron mesas y sillas de picnic para pasar ahí la tarde.
En un ambiente festivo y pacífico, las concentraciones crecieron pero no impidieron la llegada de los equipos al estadio poco antes de las seis de la tarde. El camino para los autocares estaba absolutamente despejado.
En cambio, el vía crucis para entrar en el estadio para los aficionados de a pie fue doloroso. Los registros fueron muy intensos. Igualmente, trataron de requisar los carteles azules a modo de bufanda repartidos fuera del estadio con el lema ‘Spain sit and talk’, pero el control no pudo evitar que tras el mosaico inicial, las banderolas aparecieran por miles en la grada.