Fisura en el cúbito del antebrazo derecho. Pendiente de evolución’. Así reza el parte médico oficial del Racing sobre la lesión que sufrió Karim Yoda al chocar con Glauder en la jugada en la que el jugador del Fuenlabrada consiguió el gol que supuso el 2-1. El diagnóstico, fruto del escáner al que fue sometido ayer, supuso una buena noticia ya que descarta la temida fractura, que obligaría a una inmovilización absoluta del brazo, y deja la vuelta al terreno de juego del jugador más determinante del Racing en manos, nunca mejor dicho, del propio futbolista.Con una férula hecha a medida que sea lo suficientemente ligera para superar el examen arbitral, Yoda podría jugar en cuanto tenga la confianza suficiente. Los que han padecido esta lesión hablan de que, una vez superados los dolores iniciales, lo más complicado será que supere el miedo a una caída. La decisión no depende de querer o no querer (el jugador estuvo 20’ en el campo tras producirse la fisura, aguantando el dolor y sin que nadie le viera hacer un gesto siquiera, lo que demuestra su compromiso), sino del subconsciente. Y ese, como el umbral de dolor que puede soportar, es diferente en cada persona.
Hasta enero. En el caso de Ritchie Kitoko, la resonancia magnética ha confirmado que padece una rotura de fibras en el recto femoral de su pierna izquierda. Aunque el club no ha querido precisar el tamaño del desgarro, es seguro que el congoleño va a ser baja, por lo menos, hasta después del parón navideño. Con suerte, Kitoko podría plantearse el objetivo de estar disponible para el partido a disputar en Anduva frente al Mirandés el 4 de enero.De cara al partido del sábado en Zaragoza, Cristóbal Parralo perderá, además de a los dos lesionados, a Jordi Figueras y a Mario Ortiz, ambos sancionados. El catalán deberá cumplir un partido por acumulación de tarjetas, mientras que el santanderino sabrá hoy el castigo que le impone el comité de competición, que en buena lógica estará entre uno o dos partidos por su expulsión frente al Fuenlabrada.