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REAL SOCIEDAD 1 - LEVANTE 2

Bardhi y Mayoral pinchan el globo de la Real

Victoria del Levante liderado por el macedonio y con otro gol en Anoeta del atacante cedido por el Madrid, ante una Real demasiado blanda.

El globo de la ilusión de la Real se pincha mientras se hincha el de la tranquilidad del Levante, que ganó en el ‘Reale Arena’ gracias a una primera media plena de fe y de intensidad, que le sirvió para ponerse 0-2 en el marcador y defender después con uñas y dientes un resultado que necesitaba como el comer. De esta manera, impide que los donostiarras duerman en el coliderato con el Barça, otra opción que vuela para ver la clasificación desde lo más alto. Bardhi lideró a su equipo y Mayoral lo remató, algo que empieza a ser ya para él una tradición. Ahora se entiende mejor la insistencia en sus fichaje por la Real este verano. El Levante aprovechó el regalo de media hora pobre en defensa de la Real, con demasiados desajustes, y a pesar de intentarlo después por todos los medios, en Primera es mucho regalo como para que los donostiarras hubieran logrado algo de premio.

La primera parte fue extraña. Porque ocurrió todo lo que no se esperaba. Ni por las dinámicas de los equipos, ni por el arranque del partido. La Real salió presionando bien y el Levante parecía descolocado. Pero fue un espejismo. Enseguida el cuadro levantinista se vino arriba y con transiciones rapidísimas empezó a generar incertidumbre en la defensa realista. Bardhi, Morales y Mayoral parecían flechas, y los zagueros de la Real daba la sensación de que tenían plomo en sus piernas. Avisaron hasta tres veces, la Real no le puso remedio y al final el cántaro acabó rompiéndose con una buena conexión en línea de tres cuartos que finalizó con elegancia el mediapunta macedonio, que cuajó una primera parte excepcional en el Reale Arena.

Trataba de reaccionar la Real, especialmente por medio de Alexander Isak, que tuvo una buena opción en una jugada personal y regaló otra ocasión clara a Monreal. Los realistas rozaron el empate, pero seguían dejando correr al Levante a la espalda de su defensa, que estaba extrañamente contemplativa y blanda, algo que quedó en evidencia en el 0-2 del Levante. Un disparo tremendo de Bardhi desde la izquierda que se estrelló en la cruceta de la portería de Remiro, y todos los defensores se quedaron mirando mientras como un rayo Mayoral aprecia para fusilar al portero de Cascante. Así se llegó al descanso, con un Levante que iba a otra velocidad y la Real estaba desconocida.

Tan mal lo veía Imanol Alguacil que en el descanso decidió hacer dos cambios, dando entrada a Portu y Willian José, y sobre todo a colocar al brasileño junto a Isak en ataque, algo que solo ha hecho hasta ahora en casos de extrema necesidad. Con 0-2 tiene pinta de que podía ser el momento de arriesgar más de lo habitual. Eso ayudó a multiplicar la reacción de orgullo de los donostiarras, que marcaron al poco de salir al terreno con un remate a la media vuelta de Willian José. Era el tanto que abría la puerta a la esperanza. Pero fue un efecto gaseosa, porque no tuvo la continuidad deseada.

La Real empezó a llevar el peso del partido y es cierto que tuvo acciones de peligro, pero también asumió demasiados riesgos en defensa y dio la opción al Levante de matar el partido. Lo pudo hacer desde el punto de penalti. Melero López vio penalti en un balón que golpeó en el hombro de Zubeldia, pero después rectificó su decisión a instancias del VAR. La Real tenía otra vida para buscar el empate, pero no lo supo aprovechar, le faltó claridad en los metros finales y le sobró ímpetu, porque todos sus intentos terminaban en falta de sus atacantes o en las manos de un inmenso Aitor Fernández, que sostuvo en los balones laterales al Levante y acabó siendo clave en una victoria de su equipo que vale su peso en oro, porque llegaba muy exigido en la clasificación.