RAYO VALLECANO I ENTREVISTA AS
Bolo: “Será el duelo más especial que he vivido como técnico”
Jon Pérez Bolo (Bilbao, 5 de marzo de 1974) es el entrenador de la Ponferradina, que este sábado visita Vallecas. Con el Rayo jugó como delantero de 1998 a 2004 y vivió su página más gloriosa.
—¿Qué recuerdos del Rayo se le vienen a la cabeza estos días?
—Viví cosas muy importantes como el ascenso, el liderato en Primera, las victorias ante el Madrid y el Barça, pasear la Franja por Europa… Cosas de las más importantes de mi carrera y también de mi vida. Mi hijo mayor, que hace una semana cumplió 18 años, nació allí. La gente de Vallecas me sigue reconociendo después de tanto tiempo, me transmite cariño. Algo bueno haría.
—¡Ay, aquella UEFA!
—Cuando fuimos a Rusia (Lokomotiv) nos trajimos un cargamento de caviar de beluga. Había 18 grados bajo cero, íbamos con guantes, mallas y nos dijeron que para la cara nos echáramos vaselina, pero ni aun así. El campo estaba congelado y parecía una pista de patinaje. En el vuelo a Noruega (Molde) pasamos por los Fiordos. Vivimos momentos históricos, fuimos afortunados. Ojalá en un futuro no muy lejano, el Rayo pueda volver a vivir esas cosas.
—Aquel EuroRayo dio una buena hornada de entrenadores.
—Lopetegui, Pablo Sanz, Cembranos, Alcázar, Míchel I, Míchel II, yo… A Julen se le veían mimbres, por cómo se dirigía a nosotros, cómo nos colocaba… En su caso y en el de Míchel estaba claro. El que menos esperábamos que lo fuese era yo. La vocación me llegó un poco tarde. Cuando me retiré en el Barakaldo, pasé a la secretaría técnica y ahí empezó a picarme el gusanillo.
—¿Mantienen el contacto?
—Sí, con Lopetegui, Pablo Sanz, Míchel y Cembranos. No hemos perdido el contacto en ningún momento. Míchel jugó el otro día en Lugo, hizo noche en Ponferrada y estuvimos juntos. Con Cembranos me fui de vacaciones este verano. A Julen y Pablo les vi entrenar en pretemporada. Esta amistad va a ser para toda la vida.
—Ha logrado dos ascensos como técnico: Arenas a Segunda B y Ponferradina a Segunda.
—Subir con el Arenas, un histórico y uno de los fundadores de LaLiga, fue un orgullo. Recuerdo la cara de felicidad de los aficionados, muchas personas mayores. Y del ascenso de la Ponfe… me quedo con el orgullo de mis hijos. Tienen su vida en Bilbao y su padre se ha tenido que ir a trabajar. Vinieron al campo ese día y lo celebré con ellos.
—¿Cómo es su Ponferradina?
—Valiente, intenta jugar cerca de la portería contraria. Trataremos de que el Rayo no llegue a la nuestra. Será difícil porque tiene un grandísimo equipo. Si lo hacemos bien, habrá opciones de darle un susto.
“Ojalá vuelva a ser una caldera, aunque tire piedras contra mi propio tejado”
—¿En qué técnico se fija?
—Intento quedarme con lo mejor de todos los que tuve. Me gusta cómo gestionan el grupo Valverde y Luis Fernández, la estrategia con Juande, cómo habla de fútbol Lopetegui… Veo mucho fútbol, cojo ideas y les doy mi matiz.
—Vuelve a Vallecas con un ambiente enrarecido. Hábleme de la afición del Rayo.
—La temporada del descenso fue horrible, no nos salió nada, y aun así la grada nos apoyó hasta el final. La afición es lo mejor que tiene el Rayo. Aunque vaya este sábado como rival y sea tirar piedras contra mi propio tejado, ojalá se solucionaran hoy mismo todos los problemas y Vallecas volviera a ser una caldera. Eso sería bueno para el Rayo, para el fútbol y para nosotros, vivir esos ambientes nos harán crecer. Ver cómo está últimamente me entristece un poco. Además, sé que daremos guerra y ganaremos, tendrá más mérito si le apoya la afición.
—¿Dónde vislumbra a Rayo y Ponfe a final de temporada?
—Lo más arriba posible. Ojalá cada uno cumpla sus objetivos.