"Valverde no tiene techo"
Néstor Gonçalves, hijo del mítico capitán de Peñarol 'Tito', desvela cómo fueron los inicios de Fede: "He mandado un texto de 2015 a su madre donde predecía su presente".
Néstor Gonçalves es una de las personas que mejor conoce al club Peñarol. No solo por ser el hijo de 'Tito', una de las mayores leyendas del fútbol uruguayo, sino también por ser una pieza fundamental en el crecimiento de jóvenes talentos. En pleno 'efecto Valverde', su descubridor desvela la infancia y el crecimiento experimentado por 'El Pájaro'.
Antes de nada: su padre, Néstor Gonçalves, ganó al Real Madrid con Peñarol y rechazó jugar allá. Ahora resulta que 50 años después Valverde se sale con el Madrid...
Mi papá le quería muchísimo, se murió sin saber que Fede jugaría para el Real Madrid. Casi todos los días me pregunto qué se dirían si pudiesen conversar. Seguro que mi papá le comentaría de broma: "Tú estás en el Madrid y yo me quedé siempre en Peñarol". Sé que algunos de sus triunfos como los nueve campeonatos uruguayos y las tres Copas Libertadores son muy emotivos para 'El Pajarito'. Para mí es un gran orgullo llevar su apellido y que la gente le siga recordando como una leyenda. No quiso irse al Real porque estaba cómodo en Peñarol.
¿Le sorprende lo que le está ocurriendo a Fede?
Hace un rato le reenvié a su mamá un mensaje de hace tres años, donde en su día yo predecía el presente de su hijo. No tiene techo. Para algunos será una sorpresa, pero para mí no lo es. Lo que espero de él sé que va a pasar porque así fue.
¿Y qué le responde su madre cuando le dice que usted siempre apostó por él?
Su madre Doris siempre me comenta que fui importante para él y eso a mí me llena de ilusión. No hay nada más gratificante que seguir conservando una amistad de tantos años. Me han enviado las declaraciones de Zidane sobre Fede y están muy contentos.
¿Qué le ha aportado su mamá?
Doris siempre estaba la primera en los entrenamientos porque ellos tenían un bus que llegaba muy pronto y otro que iba más justo. Llovía y estaba. Hacía frío y estaba, incluso querían venir hasta con fiebre. La educación de la familia es una parte importante. Vino de la familia que tenía que venir. Siempre los primeros... Tiene una mamá muy fuerte de cabeza, eso es lo que hace posible que el talento siga siendo talentoso.
¿Qué es lo que más le sorprendió de Valverde cuando era un niño?
Él tenía 8 años y yo le miraba a los ojos fijamente. Sus ojos me decían dame más exigencia porque quiero más. Siempre fue un chico que creyó en solventar cualquier tipo de problema. A más dificultad, mejor rendimiento da. Creo que en el Madrid también lo está demostrando.
¿Generaba mucho runrún en la gente que veía sus partidos?
Fuera del campo era muy callado, pero dentro deslumbraba. Lo primero que vi fueron impresiones, siempre es la intuición la que nos va dando esa respuesta de si llegará. En el caso de Valverde se le veía cosas distintas, pero después detectamos la gran evolución que presenta: su capacidad de absorber conceptos, una tremenda disposición para el entreno, actitud, una familia que respalda... Es un proceso donde algunos se quedan y otros crecen.
Por cierto, ¿de dónde viene el apodo 'El Pajarito'?
Cuando le vi tenía unas piernitas muy flaquitas y era delgadito, pero alto. Hace poco estuve con él viendo un partido de Peñarol y me decía de broma "ya no puedes tocarme porque crecí mucho".
Dice un compañero mío que en vez de un 'pajarito' fue un halcón ante el Granada. ¿Cuál es su techo realmente?
Federico no tiene techo. Es un pibe que en el Madrid demuestra tener una capacidad tremenda. A principio, le queríamos hacer marcar gol y esa no era su función, poco a poco se fue adaptando hasta el jugador que es. Los futbolistas quedan marcados por los títulos. Espero que su futuro vaya de la mano de triunfos.
Es muy tranquilo, ¿verdad?
Nunca le llamé la atención por un mal comportamiento porque es muy seguro de cabeza. Todo lo que se le pone enfrente percibe que tiene capacidad para resolverlo. La tranquilidad con la que entra en la cancha siempre fue igual. Nunca llamaba la atención.
Por último. Si cierra los ojos, ¿qué es lo primero que le viene a la mente al escuchar el apellido Valverde?
Trabajo, mucho trabajo. En los entrenamientos que duraban 10 horas semanales siempre sacábamos hueco para estar enfrente de un muro haciendo tiro con la izquierda y control con la derecha; y al revés. Seguro que ahora seguiría haciéndolo porque sabe que todo es mejorable.
