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LEGANÉS-LEVANTE

Aitor salva al Levante y agrava la situación de Pellegrino

Doble intervención decisiva del meta en el descuento. Antes había parado el penalti que hubiera significado el empate. El Leganés mereció mejor suerte.

Los jugadores del Levante felicitan a Roger después de que este marcara el 0-1 en Butarque.
JUAN AGUADO

Butarque una vez fue estadio. Ahora es un torbellino de pesimismo. Agujero negro de desazón que transforma cualquier atisbo de luz en penuria reprimida. Ley de la gravedad que sigue arrastrando al Leganés al pozo. Los pepineros siguen colistas con solo dos puntos después de perder contra el Levante un duelo en el que pudieron golear a los granotas. Pero en el fútbol es juego de momentos. Los visitantes aprovecharon los suyos para estrenarse lejos de casa. El Lega, no, incluido un penalti que Aitor paró con 1-2 en el 78’ cuando se intuía épica tras lío. El 0-1 sí llegó de pena máxima discutible. Campaña marcó el otro gol del partido. Pellegrino sigue sin peligrar, pero la paciencia se agota.

En el inicio, el Lega pegó un puñetazo en el espejó y de su interior sacó su vivo retrato. El de toda la vida. Un equipo intenso, bregador y siempre vertical que se dejó notar desde el primer suspiro. Literal. Sacó de centro, Awaziem mandó un balón en largo que peinó Carrillo y en el rechace Roque forzó la amarilla para Vukvecic. Falta peligrosa en la frontal. No habían pasado ni doce segundos. Tronaban tambores de guerra sobre la pradera de Butarque. Fue así durante todo un primer tiempo de avalancha local con epicentro en su dibujo acordeón. A veces defensa de cinco. Otras de cuatro. Por momentos, un 3-4-3. Ruibal fue la novedad. Y funcionó.

Al toque y al galope, los de Pellegrino encerraron a un Levante reducido a una camiseta. La del 11. Morales como alfa y omega. Lo único granota hasta el polémico penalti (otro más que indigna a Butarque) de Siovas a Roger (44’). Carrillo tuvo dos claras. Óscar, la tercera con sabor a gol. Pero llegó la jugada del lío. Roger encaró y, supuestamente, Siovas lo trastabilló. No parecía nada. Y de ser, parecía fuera. Munuera Montero lo puso dentro y el VAR no le desdijo. Roger marcó e incendió al Lega. Ardía Butarque. Campaña lo apagó con un tsunami de clase escondido en su derecha.

Apenas reanudado el choque, coló una falta inverosímil lanzando pegado a la banda. El 0-2 (48’) fue demasiado para un Lega intenso en el orgullo y desesperado en el intento que tuvo hasta media docena de claras ocasiones, incluido el penalti que Braithwaite tiró mal y centrado. Aitor la sacó. Antes el danés (76’) hizo el gol de la esperanza, ésa que casi se dispara en el 94’ cuando Recio y Soriano (portero) rozaron el empate en el último córner. Pero estaba Aitor. Y el mal del ojo. En el agujero negro de Butarque, todo atisbo de luz se desvanece.