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BETIS-EIBAR

Inui regresa al Villamarín, un estadio repleto de dudas

El japonés, que fracasó en el Betis el año pasado, vuelve a sonreír con el Eibar. Canales y Fekir serán incógnitas hasta horas antes del partido.

Inui, ante el Celta.
Juan Manuel Serrano ArceGetty Images
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Somos de un momento y de un lugar. El de Takashi Inui no era el Villamarín, la temporada pasada, cuando el glamour de los focos europeos, la mejora de sueldo y lo atractivo de un club como el Betis provocó que el japonés se marchara de Eibar, libre, después de tres maravillosos años. Inui ha regresado a casa y su fútbol vuelve a sonreír porque su sitio es Ipurua, como lo es para José Luis Mendilibar, cuya magnífica labor al frente del equipo armero había puesto en solfa un comienzo de campaña en el fondo de la tabla. Dos victorias seguidas en casa (y un empate fuera) han rescatado del averno y de las dudas al equipo guipuzcoano.

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 ¿Y Heliópolis, será el lugar ideal para ese Rubi que huyó del Espanyol tras clasificarlo para competición europea? La respuesta, como compuso Bob Dylan, flota todavía y flotará esta noche en el aire de un Benito Villamarín dispuesto a vivir el partido como una auténtica final, que necesita urgentemente volver a espantarse los fantasmas de un inicio titubeante que tiene a su equipo en el 15º puesto de la tabla y, con 15 tantos en contra, lo que le convierte en el conjunto más goleado de la categoría.

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El Betis afronta el partido con algunas bajas seguras (Kaptoum y Juanmi), una probable (Sergio Canales) y otra por dirimir todavía como la de Fekir. Uno de los dos, santanderino o francés, entrará al final en la convocatoria definitiva de 18 verdiblancos. Mendilibar está obligado a remendar de nuevo el carril izquierdo ante la baja de Cote. Orellana e Inui, que regresa a Heliópolis tras su breve aventura fallida como bético, tienen un sitio casi seguro en las alas armeras. Chileno y japonés, los dos de dulce, parecen haber encontrado su lugar.