Lozano afianza el liderato del Cádiz

El Cádiz es una roca. Cervera ha construido estos años un bloque firme y sólido que nunca desespera y que castiga hasta el extremo los errores del rival. Cada pérdida del adversario es oro para el equipo amarillo, que se despliega de forma vertiginosa siempre que encuentra metros por delante. “Ellos juegan en función del balón y nosotros jugamos en función de los espacios”, explicaba Cervera en la previa. El técnico resumió en una frase el dogma cadista. Su equipo no sestea. Nunca especula. Jamás abandona su hoja de ruta. El Cádiz se maneja con maestría sin balón, agazapado, esperando otear espacios en el horizonte para salir en estampida hacia la portería rival. Así conquistó Almería el domingo y así desnudó al Huesca, antítesis futbolística de los amarillos.

Cádiz y Huesca son dos equipos previsibles. Portadores de dos estilos muy definidos, no dejaron ni un solo resquicio a la sorpresa. Cervera y Míchel fueron fieles al milímetro a sus libretos. Ambos dispusieron sobre el césped del Carranza sus estilos totalmente opuestos. El Huesca insistía con paciencia en la elaboración y el Cádiz tocaba zafarrancho cada vez que recuperaba el balón.

Bajo esta carta de presentación dio Choco Lozano el primer aviso en una acción de puro delantero centro. El hondureño utilizó el cuerpo para hacerse con el balón y ganarle la disputa a Pulido, pero su derechazo se marchó fuera. El Huesca quiso el balón desde el principio y encontró la manera de mandar en el partido sin conceder contras. Sólo tuvo dos salidas rápidas el Cádiz en la primera parte, pero Salvi anduvo menos preciso que de costumbre. También le faltó acierto a Mikel Rico con todo a favor para abrir el marcador tras una combinación perfecta del Huesca. Aunque el gran susto en el Carranza lo dio Okazaki. El japonés se encontró un balón en la frontal del área pequeña y su disparo se estrelló en Cifuentes. La acción no computó porque el asistente señaló un fuera de juego que el VAR habría desbaratado en caso de gol porque la posición era legal y no por poco.

A los puntos fue mejor el Huesca en el primer tiempo. Pero esto es fútbol, no boxeo. Y este tipo de partidos los ha jugado y los ha ganado el Cádiz una y mil veces. La primera pérdida comprometida del Huesca en la segunda mitad acabó con la segunda celebración en tres días de Choco Lozano. Iván Alejo, en una versión muy diferente a la que dio en Málaga hace unos meses, ejerció como asistente. El hondureño se plantó a galope delante de Álvaro Fernández y definió con mucha clase.

El gol obligó al Huesca a dejar muchos metros a espaldas de sus centrales. El equipo de Míchel lo intentó sin descanso, pero hay que hilar muy fino para encontrarle fisuras a este Cádiz de Álvaro Cervera, que se topó ante el escenario perfecto para hacer sangre a la contra. Perea, recién entrado y con las piernas frescas, pudo finiquitar el partido hasta en dos ocasiones. Pero se estrelló contra Álvaro Fernández. Cifuentes, en cambio, tuvo un final de partido algo más plácido y el Cádiz abrochó tres puntos que le confirman en el liderato. Corren días de fiesta en Carranza.