Golpe sobre la mesa del Eibar en una victoria de categoría ante el Celta
Los armeros mostraron su mejor cara hasta el momento. Los gallegos no supieron reaccionar.
El Eibar y el Celta de Vigo fueron los responsables de amenizar la matinal de fútbol del domingo en el Estadio Municipal de Ipurua. Dos equipos que buscaban mejorar sensaciones y dar portazo definitivamente a los malos resultados que no defraudaron sobre el terreno de juego.
Con intensidad y las ideas claras arrancaron los locales, que buscaron la posesión de un balón que el Celta regaló casi desde el principio. El equipo celeste trató sin éxito de rondar la puerta de Dmitrovic en los primeros compases del encuentro, pero la superioridad de un Eibar al fin reconocible no dio demasiadas opciones a los gallegos. Orellana se convirtió en el hombre más peligroso en la primera mitad, con carreras por banda, disparos de media distancia y dos saques de esquina que buscaron el gol olímpico y a punto estuvieron de encontrarlo. El delantero Kike García también disfrutó de varias tentativas relativamente claras, pero no fue posible. De hecho, Rubén Blanco se convirtió en el mejor jugador celeste en los primeros 45 minutos.
Denis Suárez fue el autor en el 33 del único disparo del Celta de Vigo en la primera parte con un disparo desde dentro del área grande que se fue fuera por poco. Sin goles pero con sensaciones muy diferentes, ambos equipos tomaron camino de los vestuarios.
La revolución del encuentro llegó en la segunda mitad, apenas 2 minutos después del pitido del árbitro, con Edu Expósito marcando el que podría ser el gol de la jornada 7. Pablo de Blasis sirvió un pase a media altura hacia dentro del área que el centrocampista mandó al fondo de la red con una sublime vaselina que superó tanto a un defensa como a Rubén Blanco. A partir de ese momento los de Mendilibar se desataron. Inui pudo hacer el 2-0 en el 12 tras otra asistencia magistral de De Blasis, pero el VAR decidió anularlo por mano. Un disgusto que se pasó nada más reanudar el juego, con un robo de balón en tres cuartos de campo que Inui convirtió en asistencia para un Orellana que hizo otro golazo.
A partir de Entonces, el Celta trató de volcarse arriba para tratar de paliar el vendaval azulgrana, pero el equipo mostró su cara más inocente. Muestra clara de ello fue el penalti a favor del que disfrutó el equipo gallego en la última jugada del partido. Una pena máxima que Iago Aspas lanzó a lo Panenka de la peor manera posible.
Nueva victoria armera en Liga, que espanta de un plumazo todos los problemas vividos en las primeras jornadas a base de buen futbol, y derrota celtarra, que mostró claras deficiencias arriba a pesar de la calidad de sus efectivos.