El Valladolid mete a Gallego en un callejón sin salida
Míchel y Plano condenan a un Espanyol que firma el peor inicio de su historia en casa, con Calero expulsado ante su ex equipo. Se escuchó el "Gallego, vete ya".
Se le podrán reprochar muchas cosas al Espanyol de David Gallego, pero no que ya sea un conjunto histórico. Concretamente, certificó el peor inicio en casa de sus 85 temporadas en LaLiga, contando por supuesto Sarrià, Montjuïc y su actual estadio de Cornellà. Encadenó sin paliativos su cuarta derrota ante un Valladolid práctico, que como los anteriores visitantes apenas necesitó aplicarse para desactivar a los pericos. Alguien sí se fue contento de su casa: Sergio González. Problemón para su homólogo Gallego.
Había recibido Diego López justo antes del pitido inicial un reconocimiento por superar los 100 partidos con el Espanyol, y se decidió el portero a alargar el protagonismo. Tuvo que esperar, pues de entrada quiso el Espanyol el balón e incluso Calleri estrelló un remate en el palo. Pero los pericos, con diez titulares repetidos del jueves, están condenados a equivocarse. De un error de Naldo en la entrega nació la primera parada salvadora de Diego, ante Toni Villa, que revolucionó el partido. Balón a córner, otro rechace providencial del meta y en el salto, Víctor Sánchez golpeaba con el codo el rostro de Óscar Plano. Míchel no falló en la ejecución del penalti.
El 0-1 descompuso directamente al Espanyol, y animó a un Valladolid que tuvo el segundo en las botas de Sandro, quien se topó, cómo no, con Diego, justo antes de un descanso en que Cornellà premió con silbidos a los pericos, que para buscar la reconciliación merodearon el empate en el primer minuto de la reanudación, entre Vargas y Pedrosa.
El desequilibrio en que viven inmersos los pericos lo plasmó Calero, ex del Valladolid y desquiciado ya siete días antes contra la Real Sociedad, se perdió ante Guardiola, al que derribó en ocasión manifiesta de gol, por lo que mereció la roja. De esa falta nació el provisional 0-2, cabeceado por Joaquín, que despertó gritos de "Gallego, vete ya" justo antes de que el VAR lo anulara por fuera de juego.
Una situación de surrealismo a medida de los blanquiazules, desfondados en un tramo final que Sergio, en el feliz retorno a su hogar, gestionó de fábula con un Valladolid que no ganaba desde la primera jornada, y que remachó la victoria anotando el 0-2, obra de Óscar Plano, en la última acción del encuentro. El "Gallego, vete ya" se volvió a escuchar en Cornellà.