Willian José aúpa a la Real a la cabeza y hunde al Espanyol
La Real Sociedad hizo valer su monólogo del primer tiempo para superar a un Espanyol tierno, inocuo, que fue recibido en Cornellà con el himno a ‘capella’ y se marchó entre silbidos.
Daba la bienvenida Cornellà-El Prat a sus jugadores, por segunda vez en apenas tres días, con una interpretación ‘a capella’ del himno del Espanyol, en un arrebato que va camino de convertirse en tradición. Lo que también apunta tristemente a clásico de esta temporada es otro sonido ‘a capella’, el de los silbidos que minutos más tarde se dirigen al juego del equipo local y a David Gallego. Viendo las evoluciones del Espanyol, ya no queda claro si los jugadores desafinan al tocar la partitura, o es que el pentagrama está en blanco, sin más notas que las que suenan de vez en cuando por algún arranque virtuoso o por la ya habitual reacción furibunda de las segundas partes. Mucha mayor musicalidad, como ya venía mostrando, ofreció para los oídos la Real Sociedad, que se aferró a uno de sus grandes éxitos, Willian José, para completar otro buen concierto y pensar, enseguida, en el siguiente ‘bolo’. Diez puntos tiene ya.
A los ‘txuri-urdin’ nada les costó agarrar la batuta del partido y entonar una marcha Real ante un hierático Espanyol, inocuo con el balón y tierno sin él. Los pericos, con Víctor Sánchez en el lateral diestro para dar descanso a Javi López y un 4-4-2 en que se desaprovechaba el potencial de extremos como Vargas y Wu Lei, parecen involucionar cada partido que pasa, salvo en chispazos, como el que tuvo Vargas al borde del descanso para entregar a Granero la única gran llegada local del primer tiempo.
Para entonces, ya había asestado Willian José dos golpes de gracia a uno de sus rivales predilectos, un Espanyol al que ha endosado seis goles, y se había reivindicado en su pugna con Isak, esta vez suplente. El 0-1 llegaba en una acción muy similar a la sufrida por los pericos el jueves ante el Ferencvaros, una veloz transición en que el adversario gana la espalda con la facilidad de un contragolpe, no de una jugada que inicia el portero. Tuvo el brasileño asistentes de lujo, Oyarzabal en el primer tanto y Portu en el segundo, en que solo tuvo que empujar a gol.
Y un partido más, como si el descanso diera para renacer, despertó el Espanyol en la segunda parte. Avisó primero Roca con un chut envenenado desde el círculo central y merodearon el gol Calleri y Granero, que fue sustituido por Campuzano. Más pólvora. No se amilanó Alguacil, que dio entrada a Isak por Willian José para emplear el viejo método de esperar atrás, defender y sentenciar a la contra.
Así fue, ni más ni menos. Y eso que el Espanyol se metió durante tres minutos en el partido por un flechazo de autoestima de Roca, Darder y Campuzano que Zaldua transformó en el 1-2 en propia puerta. Hasta que en el 75’, tras un error clamoroso de Calero, Isak se plantó solo ante Diego López, al que batió con absoluta facilidad.
Ya sonaba imaginariamente la Cabalgata de las Valkirias en Cornellà cuando los pericos se dieron la única alegría verdadera de la tarde, con el regreso al césped de David López 204 días después de romperse el cruzado. Para la Real, sin embargo, últimamente todo suena a ‘hit’ musical, y más ahora que se encarama a los primeros puestos de la lista de LaLiga. Lo contrario que el Espanyol.