El plan de Ødegaard en la Real
El mediapunta noruego tiene claro que debe seguir a rajatabla una idea que le lleve a triunfar dentro de dos años en el Real Madrid.
Martin Ødegaard tiene un plan. Un plan para triunfar. Para triunfar en el Real Madrid. Lo tiene muy claro el noruego. Y ese plan pasa por triunfar primero en la Real Sociedad. Pero no sólo una temporada. Su idea es muy clara, y sólo algo rematadamente sorprendente le va a hacer cambiar de idea. Ødegaard considera que su futuro como jugador blanco pasa por jugar mucho (y bien) durante dos temporadas en San Sebastián. Su petición en verano fue clara: dos años de cesión en el club que cumpliera con los requisitos que pedía él y que solicitaba el Real Madrid. Parecía que iba a ser el Bayer Leverkusen, pero el jugador nórdico no lo veía claro. Necesita minutos, los que considera que no va a tener en Madrid, y creía que en Leverkusen no se los iban a garantizar. Por eso, ante sus dudas, su representante, el ex realista Bjon Tore Kvarme, le recomendó que visitara Zubieta y se reuniera con la gente de la Real, que llevaba tiempo preguntando por su situación y había mostrado mucho interés.
Un sólo encuentro en San Sebastián y una visita fugaz a Zubieta le bastaron a Ødegaard para decidirse. La apuesta por los jóvenes de la Real, y las muchas oportunidades que el club donostiarra ofrece a los jugadores que llegan de la cantera, le convencieron. Entendía el noruego que el entorno familiar que ofrece un club como el donostiarra le podía ayudar a ejecutar su plan. Y eligió la Real Sociedad. Esa era la primera piedra de su plan. La segunda era la temporalidad: Ødegaard quería una cesión por dos campañas. Y la Real se la ofrecía. Fue una exigencia suya, no un ofrecimiento de la Real, ni una petición del club donostiarra al Real Madrid, que por cierto no puso ningún impedimento. Ambos clubes tienen firmado un acuerdo para que el noruego juegue en el club txuri-urdin durante las dos próximas temporadas, pero por cuestiones de normativa federativa sólo se puede ejecutar la cesión año a año.
Ødegaard buscaba un préstamo a largo plazo, que le permitiera progresar con tranquilidad y no con la premura de pensar cada día que te juegas el volver a tu club de origen la siguiente campaña. Su plan es claro. Trabajar, trabajar y trabajar muy duro en Zubieta durante dos temporadas sin pensar en el Real Madrid, creciendo poca a poco, preparándose a conciencia, formándose cada día y teniendo mucho minutos con una idea fija en la cabeza: la de volver dentro de dos temporadas al club blanco totalmente preparado, con experiencia suficiente en La Liga, con estatus de jugador importante y con mejor consideración por parte de los técnicos blancos para 'romperla' en el Real Madrid, para triunfar sí o sí como jugador en el Santiago Bernabéu. Lo tiene entre ceja y ceja. Y se prepara de forma minuciosa. Tiene muy claro lo que tiene que hacer. Y eso pasa por darlo todo por la Real, su club trampolín, pero que al mismo tiempo se beneficia de esa hambre y ambición del noruego, porque le puede catapultar hacia el objetivo de jugar en Europa.
El atacante noruego es un profesional de arriba a abajo. Tiene la cabeza muy bien amueblada y en Zubieta ha sorprendido su capacidad de sacrificio en el día a día. Es de los primeros en llegar a las instalaciones de Zubieta y suele ser el último en marcharse. Todos los días. Ejecuta con intensidad el trabajo diario que preparan los técnicos de la Real, con Imanol Alguacil a la cabeza; pero es que después lleva a cabo otro minucioso trabajo extra a diario. Su entrenamiento después es casi más exigente que el que hace con el grupo. Se machaca todos los días en el gimnasio durante bastante tiempo, se reúne con los médicos para tratarse posibles dolencias y todos los días pasa por la camilla de los fisioterapeutas. Considera que ese trabajo tras el entrenamiento, de descarga y recuperación, es tan importante como el propio entrenamiento.
Después de todo eso invierte mucho tiempo en comer en el comedor de Zubieta, controlando con la nutricionista del club todo lo que come a diario, porque considera que la comida es algo fundamental para un mejor rendimiento. Y después descansa, se relaja intentando no pensar en nada. Y entonces, cuando ha terminado todo ese trabajo, si tiene algún compromiso extra (prensa, marketing...) es cuando lo lleva a cabo. Ødegaard puede terminar todo su trabajo diario a las 15.00 horas y hasta la tarde no se marcha de Zubieta, porque también aprovecha para descansar en el club. Y todo lo que hace está bajo la supervisión de su familia, que le hace visitas periódicas y pasa tiempo junto a él, como estos días que están visitándole en San Sebastián su padre, Hans Eric Ødegaard; su tío Thomas y su representante Kvarme. Todo su entorno está muy pendiente del noruego, le guían en ese camino totalmente controlado y pautado que sigue, le ayudan a sobrellevar los momentos duros y también buenos, como los de su gran inicio con la Real Sociedad, y continúan planificando su futuro para que el plan que tiene previsto salga a la perfección. El plan de Ødegaard.