Broche del montón para una buena pretemporada

Una de las mejores cosas de la pretemporada es que un día, más pronto que tarde, se termina. Hoy, en Las Gaunas, dio la sensación que no solo los espectadores, sino también los jugadores, especialmente los del Racing, estaban deseando que comenzara LaLiga. Desde la alineación inicial de Ania, con tres jugadores del filial y no más de cuatro o cinco que apuntan a titulares ante el Málaga, daba la sensación que el último de los amistosos del verano ya pillaba a contrapié a los verdiblancos.

El Logroñés, que se presentaba ante su afición, parecía más centrado. Uno de los problemas que tiene el nuevo Racing es que su fútbol depende en gran medida de la limpieza del inicio del juego a través del portero y eso Lucas Díaz, que es buen portero y ayer volvió a realizar un par de paradones, a Andy y Álamo en la primera mitad, no lo puede garantizar. Habrá, eso parece evidente, un Racing con Luca y otro sin él. El tiempo dirá cual es mejor, pero si es sin el francés (que no lo parece), habrá que cambiar el plan. Soso. El partido empezó con control dividido y más llegada de los riojanos. Ania, extrañamente, no se animó a probar a Cayarga y a Yoda a pie cambiado y los pivotes, con dos delanteros centros allá a lo lejos, se quedaron aislados.

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Fallaron también los automatismos, especialmente en la banda izquierda y la mediapunta de Rayco incomodó a los cántabros, que en la primera mitad no pisaron con sentido el área riojana. La segunda mitad comenzó con cambio de sistema, de 4-4-2 a 4-2-3-1 con la entrada de Cejudo. Las dos cosas vinieron bien, porque el de Puente Genil ha llegado fino a la pretemporada y mejora al equipo. También la energía de Nuha le vino bien al Racing durante 20’. Luego llegó el carrusel de cambios y de posiciones, el Logroñés marcó la única que tuvo y las dos del Racing, de Cejudo y Enzo, no, de milagro. Ahora viene lo bueno. O lo malo.