Oyarzabal pide a gritos que empiece ya la Liga
Exhibición del delantero de la Real, que se asoció con Januzaj y Portu y volvieron locos a los defensas de Osasuna. Lesión del central Sagnan.
La Liga empieza a llamar a la puerta del camerino de los equipos, que deben estar preparados para el inicio del gran espectáculo. Algunos ya van con los deberes hechos, a otros les falta un par de cuadernos. La Real y Osasuna volvieron a jugar, en Irún, como dos clubes de Primera tras el ascenso rojillo.
Los perfiles de ambos son muy diferentes. Los txuri-urdin tienen caviar de medio campo hacia arriba, con Januzaj y Oyarzabal inventando jugadas de fantasía, viendo pases que no aciertan a adivinar el común de los mortales. Hasta Aihen Muñoz, por la izquierda, se atrevió a tirar toques de enorme distinción. Tiene tanta pólvora y alternativas por esa zona de vanguardia la Real que se hace difícil pensar que no va a estar en Europa el año próximo. Luego está el contrapunto de Portu, un tormento en la presión, el hombre que más campo abarca. Y Osasuna es un grupo más áspero, industrial, con gente que lleva pico y pala, pero le falta talento y profundidad.
Oyarzabal jugó como nueve pero puede ponerse donde le dé la gana de todo el frente ofensivo. El Stadium Gal se vino abajo con los aplausos cuando desfiló. Estuvo en casi todas las ocasiones de gol txuri-urdin, que fueron unas cuantas, aunque se malograron por poca definición o por aciertos de Moyá, el elegido esta vez en la meta. El propio Estupiñán se agobió viendo los bisontes presionando y lanzó desde medio campo propio un chut, por culpa de un mal bote, que casi se cuela en la meta propia.
El gafe de los centrales en la Real no cesa. Moreno se fue a Qatar; Navas, en la grada, está muy cerca precisamente del rival de hoy; y Elustondo y Llorente arrastran sanción de la temporada pasada. Le Nomand está aún verde, como Sagnan, que cayó lesionado por un problema muscular.
El cuadro de Imanol estuvo mucho mejor posicionado y a la hora de tirar la presión. Una preciosa triangulación a gran velocidad Merino-Portu-Januzaj-Oyarzabal abrió la lata con este último, tras regatear con sangre fría y clase a Herrera. Luego una cantada de Pe-rea provocó el robo del 10, que asistió a Portu. Osasuna tuvo orgullo y buscó la reacción al final, estirándose por fin tras 70 minutos metido atrás. Algo sí puso en evidencia el mal de este año del equipo donostiarra, el balance defensivo, pero se fue de vacío.