Master class de 27 minutos de Suárez a Griezmann
El uruguayo no tardó ni media hora en hacer el primer gol del curso. El francés ya suma 167' sin estrenarse y Valverde dice que espera más de él.
Luis Suárez le dio la bienvenida a Antoine Griezmann con una 'master class' de 27 minutos en el Camp Nou. Sus movimientos, su capacidad para generar espacios e incordiar a la defensa rival y su gol, un prodigio de coordinación después de activar de nuevo su vieja sociedad con Sergi Roberto, fueron dignos de un vídeo compactado que podría amanecer esta mañana en la taquilla de Griezmann. Suárez tenía ganas de ponerse en paz con el Camp Nou después de los malentendidos de final de curso la temporada pasada y tardó poco en conseguirlo.
Aclamado en el calentamiento, su salida fue un trueno para el Barça. En 27 minutos, Suárez volvió a ser el delantero que el año pasado le hizo cinco goles al Madrid y cerró LaLiga con un golazo al Atlético, no el que después de Liverpool se quitó de en medio practicándose una artroscopia para llegar a la Copa América en una decisión poco popular que le impidió la final de Copa del Rey y fue considerada por un sector de la crítica y de la masa social como un detalle de poco compromiso en un momento de crisis y depresión en el que el equipo necesitaba unión y sus goles como luego se vio en el Villamarín. Conocida ya su intención de controlar su peso con las nuevas directrices de María Antonia Lizárraga, dietista del club, Suárez adelantó su regreso y mostró un aspecto excelente.
Frente a los 27 minutos sabrosos de Suárez, a quien en Miami espera un gran recibimiento, Griezmann sumó 77 minutos más sin hacer su primer gol con el Barça. El francés ya lleva 167' sin estrenarse. Sus tres partidos han sido muy correctos desde un punto de vista académico, pero se le ha echado en falta filo y un poco de pasión. Y a Griezmann se le va a medir por su juego de asociación y de trabajo pero tambien, por supuesto, de sus goles. Al Barça ha llegado por 120 millones de euros y con una ficha de 17 anuales según diversas fuentes para acabar con la excesiva dependencia en los dos últimos años de Messi y Suarez, así que debe ponerse pronto a la tarea. En el Gamper, se le vio cómodo con Rakitic, con quien hizo sociedad (le dejó un buen balón en la frontal y el croata le devolvió la gentileza con una asistencia que acabó en gol dudosamente anulado). Menos con Dembélé, a quien el término asociación no termina de quedarle claro en ocasiones y, a ratos, con Jordi Alba. El mismo Valverde admitió después del final del partido que esperan más de los nuevos.
Griezmann, que según desveló su amigo Mirotic prepara una nueva celebración sorpresa para sus goles de azulgrana, tendrá que esperar al Napoles. Debe acelerar su proceso de adaptación. Ya suma tres semanas con el equipo y es el momento de que dé un paso adelante. De momento, se le vio aparecer con el mate por las instalaciones del Camp Nou, pero sin la compañía de Suárez, que sí le buscó en el cuarto de hora que coincidieron; ni de Messi, a quien aplaudió en el discurso pero con el que no se le vio cruzar palabra cuando abandonó el campo en el minuto 77 y se sentaron cercanos. Griezmann sí se llevó dos certezas de su primer día en el Camp Nou. La primera es que Suárez muerde y sigue siendo el matador preferido de la afición. La segunda es que Messi es el rey. Y eso que ni se puso las botas para jugar. Pero eso ya lo sabía.