Ejercicio de solvencia del Athletic ante el Mönchengladbach

El Athletic deja Alemania con aire de satisfacción. En dos partidos ha mostrado parte del repertorio que intenta inculcar Garitano y no es nada malo. Ante el Paderborn desplegó un ritmo muy ágil para las alturas de la campaña en las que nos encontramos y teniendo en cuenta la carga física que lleva la tropa, y frente al Monchengladbach, un enemigo ya con etiqueta Europa League y que llevaba sus cinco bolos ganados en pretemporada, fue muy compacto y autoritario, con dos onces que ofrecieron garantías de que la gente va a pelear por el puesto. De los citados, el entrenador de Derio no empleó a Vesga, Kodro y Ezkieta. Ganea sigue sin contar para nada, a la espera de salir. El amistoso se jugó en cada parte con un balón de la competición de cada rival: la Bundesliga y LaLiga. 

El equipo bilbaíno se sintió el rey en el Christopeit Sports Arena. Su centro del campo, con Unai López al gobierno multiplicándose como un multiusos, fue muy superior; el equipo combinaba desde atrás y cambiaba el juego en largo con mucho criterio. Las alas eran lo que Garitano pretende: muy profundas y dinámicas. Encontraron con facilidad la espalda de la defensa germana. Los cuatro de fuera no pararon durante todo el choque; abren el campo hasta hacerlo enorme y con las balas que hay arriba, la victoria está casi asegurada. El equipo no se dormía y su presión, como ante el Paderborn, volvía a estar muy ajustada. 

El Athletic llevó la iniciativa de inicio. Un remate de Córdoba según le llegaba dio en la mano derecha a Lang. Penalti claro, que lanzó Williams con enorme frialdad, rasita, engañando a Sommer. Iñaki se desgastó en la presión, le lanzaron varios balones profundos pero en ocasiones reclamaba más apoyos. El orden prevalecía como estrategia. Tuvo el segundo Núñez en un saque de falta de Ibai que peinó levemente, pero se la encontró el portero del Borussia. En una de estas, un balón de Unai López llegó a Williams, en fuera de juego que un miope trío arbitral no vio, y este dio el pase de la muerte a Córdoba, que anotó a placer. Doblete para él ante rivales alemanes en dos días, que no está nada mal. Tras el adiós de Berizzo, el interior izquierdo parece un hombre nuevo.

El Athletic entretiene y eso es una buena señal para la temporada que arranca a mediados de agosto. Estaba perfectamente asentado en el terreno, muy autoritario y efectivo, aunque bien es cierto que metió un gol tras fuera de juego y el Gladbach se quedó sin dos de Plea por esa misma posición antirreglamentaria y tuvo tres acciones que provocaron el absoluto lucimiento de Unai Simón y Herrerín. El internacional Sub-21 desvió con los dedos por arriba un zambombazo lejano envenenado de Neuhaus y Iago se lució nada más empezar el segundo tiempo a disparo con el exterior a la escuadra de Musel y otro, pleno de reflejos, a media altura a bocajarro de Lang. El debate en la portería sigue su curso.

La lluvia hizo acto de presencia poco antes de una mutación completa de piel: entraron diez jugadores nuevos de campo (previamente lo hizo el portero). Tanto cambio hizo bajar algo el ritmo, pero los leones insistieron en su idea y una bonita combinación entre Iñigo Vicente, que sigue aprovechando las oportunidades que le dan, y Balenziaga acabó con un buen pase de este a Sancet (este chaval aparece en el área de la nada como los carteristas en una multitud). La madera parece su enemiga: ayer lanzó al larguero y hoy, al poste en el minuto 78. El técnico del Gladbach, Rose, solo hizo un cambio: puso a Noss, cuyos caracoleos arruinaron la tarde de De Marcos. Pero el Athletic se fue sin encajar. y casi con otro gol de un Villalibre que las pelea todas; se enredó en un balón claro en uno contra uno ante el Sommer; en vez de ir vertical rápido o lanzar desde fuera del área ante la salida del meta, le fue a regatear y cayó en la red enemiga.