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ATHLETIC

Dani García sufre episodios de ansiedad severa

El león lo ha confesado desde la concentración de Alemania y que la ayuda de los compañeros y la familia le permite salir adelante. Ha tenido que vigilar el peso.

Dani García, en pretemporada

El fútbol moviliza a multitudes y los jugadores son enviados por tratarse de ídolos de masas. Pero tras esa fachada dorada hay muchas veces personas de carne y hueso que lo pasan mal. Es el caso de Dani García, que en la quietud de la concentración del Athletic en Marienfeld (Alemania), ha abierto su alma para confesar episodios de estrés que le asaltan a veces y que ha podido superar con el apoyo de la familia y los compañeros. "Desde hace unos años sufro momentos de ansiedad. Pero lo tengo controlado", confesó. Y añadió en tono muy sinero: "La primera semana después del partido de Sevilla fue complicada, porque no he pasado mucho por estas situaciones".

El mediocentro de Zumarraga viene de un club como el Eibar sin la presión mediática ni popular que hay en San Mamés. Y el salto lo ha notado, aunque también lo pasaba mal en Ipurua. "Terminé el curso bastante estresado. La primera semana de vacaciones no fue buena y no voy a negar que me costó desconectar. Lo pasé mal, los primeros días fueron fastidiados. Pero en una semana que ya estás más con familia y amigos y sales del núcleo de Bilbao, ayuda", confiesa. El centrocampista rojiblanco enmarca esas situaciones de angustia más en la exigencia que depara el fútbol que en la autoexigencia personal, que también es alta. "Me centro más en el equipo. Me da igual jugar mal. A ver, prefiero jugar bien, pero me da igual, lo más importante siempre es el equipo y que consiga los objetivos".

A todo ello se han unido ciertos problemas con la báscula que suelen llegar tras las vacaciones, tras relajar esa tensión competitiva. "Me advirtieron que tenía que venir bien de peso. Estoy pasando hambre porque sé que tengo que bajar peso. Ya tengo una buena condición física y espero llegar a punto al inicio de LaLiga", sentencia. Una vez salvado el equipo, a Dani le hacía ilusión poder conseguir el premio gordo de jugar en Europa y aliviarse por fin de tantos fantasmas. "Nos quedarnos a las puertas. Yo no he jugado nunca en Europa y tenía una ilusión enorme por hacerlo”.

Cuando sufre esos momentos, "que son justos, pocos y determinados", puntualiza, trata de apoyarse en sus compañeros. En Eibar, su hombro amigo fue el exleón Bóveda, ahora en el Depor. "Me ayudó mucho y le estoy muy agradecido. Me ayudó más a controlarme a mí mismo". En el Athletic, sus grandes apoyos el pasado año fueron Balenziaga y Susaeta, "que saben bien de qué va esto". "Me decían: 'Dani, esto se olvida en una semana". Susaeta es tan amigo de Dani que se ha cogido su dorsal (14) y aquel quería que fuera el heredero, e incluso han pasado parte de las vacaciones juntos.