Alfonso Álvarez: de árbitro de Primera División a presidente del Algeciras
El colegiado, en contra de los comentarios de Jesús Gil y en defensa del colectivo arbitral, se negó a pitar un partido del Atlético de Madrid en el Trofeo Colombino.
Es la historia de Ricardo Alfonso Álvarez. Es relativamente corriente ver a exjugadores acabar dirigiendo a un club, incluso entrenadores, directores deportivos... Pero su caso es anómalo. Él arbitró, durante casi 20 años, en todas las categorías del fútbol español: desde Primera a Segunda B, incluso con un incidente que no se le va de la memoria en un partido de juveniles... Sabe lo que es el fútbol, prácticamente en todas sus vertientes, aunque ahora lo vive desde el palco.
Posiblemente, nunca le hubiera gustado compartirlo con Jesús Gil. Alfonso Álvarez protagonizó, en su día, un suceso que probablemente no se vuelva a ver: tras las vejaciones del dirigente del Atlético en una Asamblea de la RFEF sobre el colectivo arbitral en general, y a Manuel Díaz Vega, en particular, el árbitro protagonista de estas líneas arriesgó y se negó a dirigir un partido de los rojiblancos en el Trofeo Colombino.
Ahora ha cogido los mandos del Algeciras, que estaba al borde de la quiebra, pero que, con el paso del tiempo y su gestión como presidente, ha ido remontando el vuelo. No solo a nivel económico, sino también deportivo. De hecho, esta misma temporada, han logrado el ascenso a Segunda División B, tras eliminar a L'Hospitalet, Jaén y Socuéllamos en el Playoff. Después de festejar, Ricardo Alfonso Álvarez atiende a AS para opinar sobre el arbitraje actual, rememorar el contratiempo con Gil y hablar sobre el ilusionante proyecto del Nuevo Mirador:
¿Por qué el que fuera árbitro se acaba decidiendo por ser presidente de un club?
Fui árbitro de Primera División, luego delegado de partidos durante quince años y cuando ya pensaba que me iba a jubilar y estar más tiempo con la familia, pasó que en la ciudad me lo pidieron, me dieron la posibilidad de coger al equipo, que en ese momento estaba para la desaparición… Me animaron, me animaron y decidí cogerlo. Es el tercer año ya que llevamos aquí y hemos conseguido subir al equipo a Segunda B.
¿Cómo está la situación a nivel económico? Cuando llegó, estaba al borde de la quiebra…
Al borde de la quiebra no, en quiebra. Ahora está más del 50% de la deuda saldada con un presupuesto de unos 500.000 euros cada temporada. Hemos sabido negociar, tratar de, con buena voluntad, de demostrar las necesidades del club. El equipo en estos tres años, con ese presupuesto y una base de cinco equipos filiales, hemos jugado eliminatoria de ascenso siempre y este año ya lo hemos conseguido.
Han jugado Playoff siendo cuartos en la tabla. Han subido eliminando a L’Hospitalet, al Jaén y al Socuéllamos. Tiene mucho mérito…
A tres primeros prácticamente. L’Hospitalet no fue primero, pero por potencial económico y deportivo se podría considerar así. Veníamos con la inercia y el estado anímico subido tras una temporada diferente a las dos anteriores. Siempre íbamos en cabeza del grupo, pero este año en diciembre el equipo se vino abajo, era octavo y tuvimos que tomar soluciones drásticas como el cambio de entrenador. Decidimos hacer una huida hacia adelante, también cambiamos jugadores. Mientras gestionábamos eso, el equipo fue cogiendo inercia. Yo tenía la esperanza de que matemáticamente podíamos, ya que habíamos ganado a los ocho primeros y perdido con los que descendían. Llegué al vestuario y les dije que qué pasaba, que ellos tenían nivel. Al final ganamos a todos los equipos y nos pusimos cuartos con un gol en los últimos minutos del último partido. En el Playoff solo hemos perdido un partido. Fue un reto y con la inercia que teníamos deberíamos habernos enfrentado al Madrid o al Barcelona, que también les ganaríamos. Ahora estamos construyendo, a ver cómo podemos competir con los ‘monstruos’ que nos han tocado: Córdoba, Cartagena, Murcia…
Clave en los éxitos ha sido el apoyo del Nuevo Mirador. Los árbitros tienen que sentir la presión en el estadio…
Hemos tenido unos arbitrajes muy buenos en el Nuevo Mirador, con árbitros valientes que no nos han regalado nada. He hecho un análisis y quizás el más extraño fue el de la vuelta con el Socuéllamos. Los demás un nivel altísimo. El Socuéllamos como íbamos 4-0… A los 20 minutos, un jugador nuestro tenía un golpe muy fuerte en el tobillo, otro con la nariz rota… Y los que estábamos con diez éramos nosotros. Así fue la película. Los veteranos repartieron de todos los colores. Pero a mí me ha gustado mucho el nivel arbitral que hay en Tercera, yo veo los partidos más pensando en los árbitros que pensando en el equipo.
Obviamente ahora usted que es presidente mira por los intereses de su equipo, ¿alguna vez se le ha escapado, aunque sea hacia dentro, un descalificativos a un árbitro en el palco por perjudicar a sus jugadores?
No no, ni siquiera por dentro. Yo realmente me sigo sintiendo más familia de árbitros que de club. He estado 30 años de árbitro, en todas las categorías del fútbol español, no han sido quince minutos. Además, conozco el nivel de todos los palcos en Primera División y he tratado de ser un anfitrión elegante, atendiendo al equipo que nos visitaba. Otra cosa diferente es que hayamos marcado un gol y no poder saltar; contenerme como cuando arbitraba, que mi semblante no desvelara ni un solo gesto para respetar al visitante. Sin embargo, en un partido de estos tres años no apareció ningún directivo y estuve metido con los aficionados y ahí algún ‘gritillo’ si me ha salido. Más contra mis jugadores para que espabilaran, pero no contra los árbitros. Eso sería como quien grita a su hermano; yo me sigo sintiendo árbitro.
"Me sigo sintiendo más familia de árbitros que de club"
Usted ha pitado en todas, ¿En qué categoría es más difícil arbitrar?
La más difícil es la Primera y la más sencilla y en la que más se disfruta es, sin duda, la Segunda División A. Ahí uno se siente verdaderamente árbitro, puede mostrar sus cualidades. La Primera es más espectáculo que arbitraje y hay que tener mano izquierda para que no se estropee el espectáculo, no ir con la línea recta del reglamento. En aquella época, en Segunda se disfrutaba porque no estaba todo mediatizado. En Primera desde el momento hasta dos días más tarde, tenías comentarios de todos los colores, presiones… Era bonito, pero no tanto como la Segunda.
Habla de comentarios y presiones, ¿alguna vez le llegó una amenaza grave?
No, no. De hecho, el único incidente que tuve fue aquí en mi zona en un partido de juveniles. Le hice un favor al colegio arbitral de hacer un partido estando ya en Primera División y una señora me dio con un tacón en la cabeza. Ha sido mi mayor incidencia en el fútbol profesional. No he tenido en categorías nacionales y tuve en un partido de juveniles. En fin (ríe), es una anécdota más del arbitraje.
"El VAR le ha quitado una responsabilidad brutal a los árbitros"
¿Qué le parece el VAR?
Es un gran adelanto para los árbitros, a los que les han quitado una responsabilidad bestial. ¿Sabe lo que es ver de nuevo una jugada y decidir tranquilamente lo que te parezca, verla diez, doce veces y que se le eche la culpa al VAR? O, por ejemplo, en mi época cuando aplicabas la ley de la ventaja tenías que asumir todas las consecuencias. Ahora entiendo más fácilmente el arbitraje por todos los medios que hay. Antes era solo una persona humana que levantaba la bandera y tenías que verla. Ahora está el pinganillo del oído, todos los medios, las señales, el VAR… Para mí es fenomenal.
¿Qué pasaría si hubiera VAR en Segunda B y Tercera?, ¿quizás no sería tan duro el fútbol?
Desaparecería esa dureza. Si tú demuestras con la jugada repetida que hay una acción brusca, algo que se ha hecho a tus espaldas, un gesto violento… Ahora con hacer el gesto del rectángulo e ir a ver la pantalla, ya está. Este año se han pitado penaltis que no se hubieran pitado en la vida porque antes los argumentábamos como roces del fútbol y ahora ya se ve claro. O con las manos. El problema está en que el reglamento solo faculta al árbitro para la interpretación y todo lo que se vea en el VAR va para adelante.
¿Quién le parece el mejor árbitro de Primera División?, ¿se decanta más por dejar jugar o por señalar los contactos?
"Nos quedamos solos un par de árbitros defendiendo la causa"
A mí personalmente me encanta Gil Manzano, del colegio extremeño. Me gusta su arbitraje de saber dialogar, dejar jugar. Ahora hay una partida de muy buenos árbitros, no sé si por los medios, por la labor del Comité Técnico de Árbitros… Estamos a una gran altura en Europa.
Jesús Gil tiene una serie en HBO, ¿la va a ver?
No, lo voy a respetar, pero en aquella época no me pareció bien y me costó en el arbitraje que algunos dirigentes arbitrales no lo entendieran y otros colegiados se aprovecharan de esas circunstancias incluso. Consiguieron logros que… Lo respetaré y pasaré olímpicamente. Tengo mucho trabajo en mi empresa para entretenerme.
¿Qué fue lo que dijo Jesús Gil para que usted renunciara a arbitrar aquel partido del Nuevo Colombino?
Nada menos que un Atlético de Madrid-Bayern de Múnich, no se me olvidará nunca. Lo que hizo fue vejar en una Asamblea a Don Manuel Díaz Vega. Algunos nos solidarizamos con él y al final nos quedamos solos un par de árbitros defendiendo la causa y como esto es fútbol… Algunos se aprovecharon, en vez de ir por la vida rectos. Yo me siento muy tranquilo, duermo y hasta ronco. No me preocupa lo que se hizo.
¿Cómo le afectó como árbitro aquel suceso?
Me afectó deportivamente porque había dirigentes que no lo entendían, al igual que otros árbitros no fueron capaces de soportar la presión a la que Gil les sometió. Hubo dirigentes que no pudieron soportar tampoco esa presión y es más fácil ir contra tu árbitro que defenderlo. A mí me hizo daño porque al final solo quedamos dos o tres árbitros de todos los que nos solidarizamos.
¿A día de hoy habría algún equipo al que no arbitraría o ya no sucede esto?
Hoy en día no tendría problema con ninguno. Aquello fue un episodio y pasó. En el fútbol lo importante son las instituciones y no las personas. De hecho, hace unos años estuvo cerca de haber un acuerdo entre Atlético de Madrid y Algeciras porque hay buena relación y no hay ningún problema. Aquello fue un momento, unas declaraciones, pero tampoco hay que enjuiciar a nadie, pero quizás hubo árbitros que tuvieron mucha culpa y más sabiendo la idiosincrasia de este hombre. Hoy en día vemos las cosas de otra forma.
Se sigue criticando a los colegiados cuando toman decisiones erróneas, pero ¿cree que se ha crecido mucho en el respeto al colectivo arbitral?
No se ha crecido mucho, pero sí que ha mejorado. Hay algunos campos a los que vas, te pones a escuchar y es mejor taparte los oídos. Es una pena, con los medios que hay… Lo mejor es que queda la honestidad de ese deportista llamado árbitro. Hay que madurar todavía un poco más.
"El árbitro es un deportista nato"
Acaba de decir que los árbitros son deportistas, ¿por qué lo define así?
Es quizás un alcance de deportista determinado. Hace lo mismo que hace un futbolista: se cuida, se prepara, se forma, compite… Quiere triunfar en cada uno de los partidos que hace. Es un deportista nato. Es más, en nuestra época con las limitaciones, yo siempre me consideré un deportista. Es una especialidad del deporte y hoy en día todavía más. Son casi profesionales.
Nunca me lo había planteado… ¿Cree que en el mundo del fútbol y el aficionado valora a un árbitro como deportista?
Es un problema, que no se valora. En realidad lo tienen que valorar los comités… En el mundo del fútbol no se entiende porque hace falta todavía muchísima formación para entender que es un deportista y que no. El ejemplo es muy fácil, aunque con el VAR y todos los medios menos, ahora si un futbolista tira un penalti y lo falla la expresión es “qué mala suerte”. Si el árbitro no ve un penalti y no lo pita, la expresión es “está robando”. Por esa misma definición, al árbitro se le considera un elemento. Y no, es un deportista integrado dentro de los 22 jugadores. Un deportista que quiere aplicar la normativa del fútbol. Esa es mi lectura y la que debería ser.