Herrera: "Renuncié a la Copa de Oro por estar listo para el Atleti"
El mexicano atendió a AS tras comenzar a probar los métodos de Simeone. "Sé que el Atleti no será fácil, tenía todo en el Oporto, pero el confort no es bueno".
De cuando Héctor Herrera (Rosarito, 29 años) era niño, Martín Domínguez, su descubridor, recuerda una frase: "Quiero sufrir porque voy a llegar". Y sufrió, pero la dificultad ha forjado su carácter. Llega al Atleti tras seis años en el Oporto, del que era capitán. Un guerrero para el Cholo. Ésta, su historia.
Le apodaron 'Zorrillo' por un mechón de pelo que llevaba decolorado en el flequillo de crío. ¿Tan llamativo era?
(Sonríe) Eso fue cuando llegué a las fuerzas básicas (categorías inferiores) del Pachuca. Me lo puso el visor que me llevó, Ángel González, Coca. Había muchísimos niños y era difícil saber el nombre de todos. Me vio y dijo: "Tú, Zorrillo, ven que vas a jugar" (ríe). Y todo el mundo me empezó a llamar así. Hasta hoy...
Ahora 'Zorro'.
¡Diminutivo de Zorrillo, Zorrito!
Nació en la calle Ébano, de Rosarito, Baja California, que va directa a sus playas, donde se hace surf, pesca deportiva... Y usted futbolista. ¿Por qué?
Sí (ríe). Yo nací en Tijuana pero siempre viví en Rosarito. La calle Ébano es donde vive mi abuela, donde pasé mi infancia. La playa está a cinco cuadras y me gusta. El surf, el agua, la pesca, que a mi padre le encanta. ¿Por qué el fútbol? Mi familia era muy futbolera. A mi papá le encantaba jugar. No profesional, pero en el barrio jugó muchísimo. Desde que tengo uso de razón me recuerdo jugando.
¿Cómo eran los campos?
(Ríe) De tierra, todos. Con piedras, arbustos... Donde yo vivía había alguna que otra cancha de cemento, de las que ponía el Gobierno, pero era más divertido jugar en las de tierra. Te podías tirar, no pasaba nada... (sonríe).
¿A qué distancia se veía entonces Europa de México?
Jo. Lejísimos. No sé si a esa edad sabía ni que existía. A lo mejor, cuando estudiabas en la es-cuela, te nombraban Europa y pensabas: "Eso debe ser muy lejos...". Futbolísticamente no tenía ni idea que existiría o que yo podía llegar hasta aquí.
¿Cómo le descubrió el Pachuca?
El club tiene muchos centros de formación por toda la república mexicana. En Rosarito había uno. Yo jugaba en contra con el equipo Rosarito, el tradicional de allí, donde jugó mi papá, mi tío, quien me llevó. Pero el profesor del centro de formación siempre me estaba llamando para jugar con ellos y poder tener una oportunidad en el fútbol profesional. Cuando decidí irme ya me habían visto, me habían probado.
Y con 14 años se marchó a México DF, a 2.291 kilómetros.
Sí. Tras pasar un tiempo en el centro de formación.
Siempre dice que aquello le cambió mucho la vida. Irse de casa tan joven, solo...
Fue una decisión difícil, pero lo tenía clarísimo. Me acuerdo cuando lo hablé con mi padre, mi madre, de la oportunidad que tenía, de poder salir. Ellos no querían. De la Ciudad de México a Tijuana son tres horas de avión. Que pudieran venir a verme era complicado económicamente.
Su madre vendió tamales, leí, para enviarle dinero.
Sí, ella vendía tamales pero no exactamente para enviarme dinero. Era un pasatiempo suyo. Le quedan muy buenos (ríe), eh, y no porque sea mi mamá...
Al llegar al Pachuca, le ceden al Atlante... Y allí lo pasa fatal.
Sí. Aunque a esa edad todo lo pasas bien por más que haya dificultades, que había. El club no nos ayudaba nada y estuve prácticamente seis meses solo.
Jugaba con botas rotas, a veces sin tres comidas al día...
Sí, sí. Y dormíamos tres, cuatro en cada colchón. Éramos muchísimos los que no éramos de la Ciudad de México y la casa club era pequeña, con mucho frío. Pero sabía que tenía que pasar esas dificultades para después merecer los frutos. Hoy, todo eso que pasé, me ha valido muchísimo para ser lo que soy: una persona fuerte y consciente de que las cosas no son nada fáciles.
Duro, eh.
Para nosotros súper divertido, todo bromas, risas. Que si lo pasas al mundo real es difícil. No cualquiera quiere dormir con más, pero nosotros nos hicimos hermanos. Con muchos sigo teniendo amistad, seguimos recordando todo lo que pasamos y nos hizo más fuertes.
Pasó por la Cuarta, por la Tercera de México, y al llegar al Tampico, en Segunda, se plantea dejar el fútbol. ¿Por qué?
Sí, justo antes. Yo estaba en Pachuca y éste me envió allí de préstamo (cedido) seis meses, pero mi esposa (Chantal) quedó embarazada de nuestro primer hijo, David, y yo no sabía qué iba a pasar con mi futuro. Si volvía a Pachuca, a Tampico... Y si iba a Tampico no quería jugar. Tenía una responsabilidad con mi esposa, nuestro hijo. Tampico no nos pagaba, no podía jugar sólo por amor a la camisa. Mi esposa y yo hablamos. Yo quería seguir mi sueño. Ella: "No, vamos a hacer algo juntos, que vamos a salir adelante". Al final volví a Pachuca y tuve la oportunidad.
Y todo cambió.
Sí, era así: o todo cambiaba o tenía que volver al préstamo.
De haber dejado el fútbol, pensaba irse a Estados Unidos. ¿A qué?
Mis padres vivían allí. Mi papá era capataz en la obra y yo tenía pensado irme con él.
¿A la obra?
Sí. Hasta hoy en día no tengo miedo: si tengo que trabajar, trabajo. Pero las cosas corrieron para bien y aquí estamos.
Porque debuta con Pachuca, destaca, y todo se acelera. ¿Cómo lo vive usted?
Mira, yo me acuerdo, perfecto, de no recibir en Tampico. De no poder ir a cenar, no poder comprarte ropa. Yo ya vivía con mi esposa y no podía ni invitarla al cine. Y justo empecé a jugar en Pachuca, porque desde el inicio empecé de titular, y ya podía salir a cenar, comprar algo... Fue un cambio muy, muy drástico. La gente te empezaba a ver, a conocer. Y yo decía: "¿Por qué ahora me ven si yo no he cambiado?". Yo me sentía la misma persona.
Cuando le ficha el Oporto, 2013, fue el fichaje más caro de México (10M€). Pero cuando llegó al Pachuca, era su quinto jugador más barato. 927.000 dólares, según 'Transfermarkt'.
¡Cuándo empecé nadie me conocía! Aparecí como de la nada.
Su ídolo es Riquelme...
Por su visión de juego, el toque, cómo la protege, pega... Me he revisado todos sus vídeos de Youtube, ¡no me queda ninguno, creo (ríe)! Conocerle es uno de mis sueños.
¿Cómo cambió su vida el oro en los Juegos de Londres?
Si en mi vida hay un clic es éste: Londres. Cuando ganamos el oro fue todo mucho mejor. Renové con Pachuca, empecé a ir a la selección mayor, sonaba que podía ir a Europa... Otro cambio drástico. Y una de las mejores cosas que me han pasado futbolísticamente. Ganar un oro no es nada fácil. Aparte, teníamos a España, un equipazo. Jugamos un amistoso, en Cardiff, ¡y es el partido que más he corrido en mi vida aparte de esta pretemporada (ríe)!
Usted comenzó defensa y luego se pasó al centro.
En Pachuca era lateral derecho. Así empecé en la selección.
¿Qué pensó cuando llegó la oferta del Oporto?
Primero, miedo. El cambio, salir del país, del confort. Estaba tranquilo en Pachuca, iba a la selección, pero me ilusionaba muchísimo. Andrés Fassi, director deportivo, se me acercó un día, seis meses antes. "Hay un acercamiento de Porto, quieren que vayas. ¿Tú?". "¡Claro!". "En verano creo que lo cerramos". Fue algo que yo no me esperaba tan pronto. Tenía un año jugando en Primera. Nunca esperé que fueran a pasar cosas tan rápido.
En Oporto varios jugadores podían hablarle del Atleti. Desde dentro, Óliver, Adrián, y como rival, Casillas. ¿Preguntó?
Sí, pero ni hacía falta: compartíamos mesa para el desayuno, almuerzo, cena... Cuando se empezó a hablar del interés, me dieron referencias. Del club, la ciudad, "lo que necesites cuenta conmigo".
Usted estaba con Iker cuando sufrió un infarto de miocardio, el pasado mayo.
Sí. Estábamos entrenando y fue a la mitad del entrenamiento. Ha sido la cosa más difícil que yo he pasado en el fútbol, muy complicado para el grupo. Ver que un compañero sufre de esa manera... No sabes encontrar las palabras para darle ánimo y decirle que estás con él.
Héctor, ¿por qué el Atleti?
Para mí era muy importante el acercamiento, el interés, el que me convencieran de que podía ser importante, entrar bien. Quería estar en un grande, un histórico como el Atleti. Ha sido el club que más me ha gustado y que, hablando futbolísticamente, porque mi decisión es futbolística, me hizo decidir dejar el Oporto.
¿Le llamó Simeone?
No.
Griezmann, en su primera pretemporada de rojiblanco, decía: "Me falta el aire". ¿A usted?
No (ríe). Tanto como faltarme el aire no. Yo soy un jugador que trabaja mucho y me he preparado antes para venir aquí.
¿Se ha estado entrenando?
Sí. No fui a la selección para poder prepararme.
Por eso renunció a la Copa de Oro.
Creía que en este momento lo mejor para mí, mi carrera, mi familia, era prepararme para el nuevo reto. Al no ir a la selección iba a poder descansar y tomarme unos días para entrenarme, llegar de la mejor manera aquí y no sufrir lo que hubiera sufrido si no lo hubiera hecho. Es una pretemporada bastante fuerte y si no estás preparado físicamente te cuesta mucho.
Llega con Felipe. Como le pasó con Diego Reyes en Oporto...
(Sonríe) Ha sido igual. Diego era central y tenía una excelente relación con él y Felipe es central y lo mismo. Eso te hace todo mucho más fácil. En el inicio llegas, juntos, mientras te vas acoplando. Pero la verdad que aquí es súper fácil. Todos son súper buena gente, te integran rápidamente.
¿Qué ha descubierto estos días con el Cholo que por la tele no se puede saber?
(Ríe) Por la tele es más complicado ver a las personas. Me parece súper buena gente, atento, metido en los entrenamientos. No tenía esa sensación de que fuera así, tan abierto, pensé que era un poco más cerrado.
Recupera, distribuye, llega. ¿Dónde le será más útil?
Llego con muchísimas ganas y toda la actitud. Quiero jugar y donde el míster me lo pida, daré el máximo siempre.
También tiene un gran golpeo, con las dos piernas.
Sí, soy diestro pero voy también bien con la zurda.
Joao Félix. Enfrente el año pasado y ahora compañero. ¿Es tan bueno?
(Ríe) A mí me gusta mucho como juega. Es súper inteligente. Yo lo que notaba, cuando me medía a él, era que era súper experto, ¡tan joven! Sus movimientos siempre eran para recibir solo, a la espalda de nosotros, los medios. Eso es lo que me gustaba de él. No era el típico delantero, mediapunta, que intenta siempre ganar ventaja a su forma de jugar. Y tiene mucho gol. Un grandísimo jugador. En su momento no le deseaba mucha suerte, pero ahora sí (ríe).
Con Militao en el Madrid, es justo lo contrario...
(Ríe) No (ríe). Tenemos una excelente relación. ¡Hasta me bromeó por Twitter! Crecerá mucho en el Madrid. Ya no le puedo desear suerte como rival pero sí como amigo. Espero que le vaya bien, que tome la oportunidad que merece.
Usted era su capitán en el Oporto, allí donde lo tenía todo. Aquí parte de cero. Y en el centro, donde están Koke, Saúl, Thomas, llega Llorente...
Sí, pero el confort no es bueno. Y yo soy de retos. Sabía que venir aquí no iba a ser nada fácil. Como dices: en Oporto tenía todo. Mi familia súper adaptada, capitán... Pero yo quería crecer, venir a esta Liga. Y qué más que en un equipo como el Atleti. Y venir, estar con Saúl, Koke, capitanes, es muchísimo más grande. Aprenderé de ellos y trabajaré mucho para competirles la posición. Poder hacer cosas importantes aquí es otro reto. La vida debe hacerse de sueños. Y tras ellos sigo.