CÁDIZ B 2- UNIÓN VIERA 0 (4-0)
El Cádiz B asciende por primera vez en su historia a Segunda B
Con un 2-0, el filial cadista superó sin problemas al Unión Viera para lograr un ascenso histórico en el club. Navarro y Javi Pérez sentenciaron la eliminatoria.
Histórica mañana la que vivió el Cádiz B en la Ciudad Deportiva El Rosal, en la que logró por primera vez en su historia ascender a Segunda División B. Después del gran partido realizado en el feudo del Unión Viera, donde el filial cadista venció por 0-2, en la vuelta también fueron muy superior al cuadro canario. Javi Navarro y Javi Pérez hicieron los goles de la victoria.
Los nervios iban a ser protagonistas, como en toda final. Los cadistas, después de vencer 0-2 en la ida, salieron al campo como si el resultado fuera de cero a cero, repitiendo el mismo once y sorprendiendo al Unión Viera. Los canarios estaban rotos en el césped, cogiendo Jordi Tur las espaldas a Joel y Xiraxi. Desde el primer momento, las ocasiones fueron un monopolio de los amarillos. De hecho, en el minuto tres un centro de Javi Navarro casi acaba en gol de Seth.
Mientras el filial cadista se encontraba cómodo en el campo y dominaba el encuentro, el equipo de Jero Santana buscaba asentarse en el partido y buscar el error de los locales. Superior el Cádiz B, en el 24 se adelantaba en el marcador. Una falta botada por Javi Pérez al pecho de Saturday dejaba el balón muerto en el área para que Javi Navarro pusiera la pelota en la escuadra. Un gol que ponía más tierra de por medio y al que el Unión Viera no supo reaccionar.
Además de un gol anulado por un fuera de juego de inexistente, el Cádiz B se acercó con mucho peligro, gozando de algunas ocasiones claras. No iba a cambiar mucho en la segunda parte, viéndose a un filial mostrando una veteranía inusual. La superioridad de los gaditanos era indiscutible y, para confirmármelo, Javi Pérez apareció en el área para aprovechar un rechace y poner el 2-0, dejando cerrado el partido y el ascenso.
Ya en los últimos minutos, el Unión Viera seguía sin encontrarse a sí mismo, mientras que Pavón introducía a jugadores veloces para mantener atenta a la defensa local. Inclusive, pudieron hacer algún gol más. El resultado no se movía, el árbitro no añadía nada de alargue y El Rosal estallaba de alegría con el pitido final, logrando un ascenso que se recibe con los brazos abiertos en el club.