COPA DEL REY JUVENIL | ATLÉTICO 0-3 VILLARREAL
Histórico Villarreal: primera Copa del Rey destronando al Atlético
El conjunto amarillo escribe su nombre en el palmarés del torneo con un sobresaliente partido coral que decantó en el primer tiempo con un 0-2 y que solventó inteligentemente en la segunda. Brillante partido de Galdón, nuclear con un doblete. Del Campo fue expulsado.
Una Villarreal para la posterioridad puso el broche de oro a una temporada histórica alzando al cielo de Roquetas de Mar su primera Copa del Rey Juvenil. La espléndida camada de la siempre prolífica cantera amarilla, que se apunta otro tanto, lo hizo, además, con el grado añadido de dificultad de derrocar de su trono al vigente campeón, un Atlético de Madrid que había instaurado su dominio con tres títulos en los últimos cuatro años. No le importó al conjunto de Manuel Tena el aura del Atlético y el golpe moral de perder la final de la Copa de Campeones ante el Zaragoza. Condicionantes a los que se sobrepuso con un partido integral en todas sus líneas que minimizaron prácticamente a la nada a los rojiblancos.
En el envite de campeones que suponía la final resultó derrotado el Atlético de Madrid, lastrado en determinación y falto de tensión en su puesta en escena. Condición que aprovechó el enjambre amarillo, que se erigió en coloso por méritos propios y que consiguió dar un zarpazo casi definitivo en la primera mitad, donde agarró un asa de la Copa tras dominar el marcador y comerle terreno psicológico al Atlético en un inicio voraz donde obligó a los rojiblancos a acularse en área propia con el dominio tiránico del balón como arma. El pragmatismo del libreto de Tena ganó sentido con el primer tanto amarillo, clave en una final según el glosario futbolístico. Alberto Salido, que pasó de águila a ratón, no se reivindicó como máximo goleador nacional de su categoría y solo hizo acto de presencia en un remate salvado por una mano felina de Jorgensen. No solo perdió la batalla en el centro el Atlético, también en las áreas, donde ni estuvo contundente ni se mostró acertado.
Los focos se posaron en Jorge Galdón, hombre indiscutible de la final. En un intercambio de papeles con Arana, subió el primero al marcador con un preciso remate de cabeza tras pulcro giro de cuello sin oposición. Fiel reflejo de la intensidad rojiblanca. El gol espoleó al filial colchonero, que pareció desatarse en busca de una reacción que resultó un espejismo. Parecía sofocar el enorme dominio amarillo, amasando balón en campo rival. Pero faltaba veneno e iluminación en los últimos metro. Con Cedric maniatado y Salido bajo la sombra de Nwankwo y Pereiro, el Atleti no fue el rodillo al que nos acostumbró a lo largo del año. Para colmo, se encontró antes del ‘stand by’ con un penalti en contra provocado y transformado por Fernando Niño que no hizo sino ahondar en la excesiva agitación rojiblanca. No sin suspense, tras remachar el delantero su propio error. Ya avisó Carlos González del componente emocional.
Más práctico, efectivo e inteligente, manejó bien los tempos del partido el Villarreal tras el descanso, imposibilitando el cambio de guion necesario para el Atlético. Permeable a todas las situaciones, dibujó una segunda parte viscosa que atrapó a los rojiblancos y que apagó la llama de cualquier conato de reacción, al chocarse contra el armazón del submarino en la segunda mitad. El cuadro de síntomas del Atlético no mejoró y su bravía entrada se fue diluyendo. Falto de luz en los metros finales e inocuo arriba, no le resultó nada. Ni los sucesivos cambios de sistema ni la acumulación de hombres arriba a la desesperada. Solo algún cañonazo esporádico de Cedric alertó a Jorgensen. De ese escenario nació la sentencia, a mil por hora. Desnuda la espalda atlética, Carlo Adriano lanzó la contra en campo propio, Collado le imprimió velocidad y la acercó a los dominios de Saldaña, que consiguió repeler en primera instancia su disparo, pero no el de Galdón, que bordó su partido con el doblete para inscribir por primera vez el nombre del Villarreal en el palmarés del trofeo en un final tortuoso para el Atlético en el que hasta se quedó con diez por expulsión por doble amarilla de Rubén Del Campo.