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ATHLETIC

Toquero: “Nunca engañé a nadie y la gente lo agradece”

Jugó durante mucho tiempo con el menisco roto. Un día decidió operarse y fue el principio del fin. Se complicó de tal manera que se tiró un año en blanco. El ‘lehendakari’ dice basta. Hace diez días anunció que se retira.

Toquero, con el Zaragoza
ALFONSO REYESDIARIO AS

¿Cómo es la vida después del fútbol?

Sólo han pasado unos días. Aún estoy en Zaragoza. Empezamos las vacaciones y en efecto, llega una vida nueva.

¿En la que se dedicará a...?

Quiero montar una empresa de representación de jugadores de fútbol. Tengo una franquicia de Fútbol Emotion en Vitoria (venta de material para el futbolista); no voy a estar en el mostrador, pero lo tengo ahí. No voy a estar parado ni pensando, bastante le he dado al coco este año.

Cuando se retiran los futbolistas siempre dicen que echan de menos el día a día.

Tengo muchas ganas de pasar tiempo con mis dos niñas y mi mujer. Llevo media vida haciendo lo mismo y lo echaré en falta. Lo que pasa en el vestuario, los fines de semana...

¿Duele más que le retire una lesión?

Sí. Todos queremos acabar en el campo y no he podido. A muchos les habría gustado tener mi trayectoria, jugando finales y metiendo un gol en una, actuando en Champions y Europa League, subiendo con el Alavés... el final no es como esperaba, pero miro atrás y solo encuentro buenos momentos.

¿Prefiere ni acordarse de la lesión?

No me importa. Son cosas que pasan en la vida. Hay otras peores: hace dos años perdí a mi padre. Pensaba que iba a poder seguir, porque al principio era solo un menisco roto, pero en la operación se dieron cuenta de que tenía unas úlceras grandísimas, de grado cuatro, sobre todo la del fémur, de dos centímetros y medio por dos. Pensaba que iba a estar mes y medio y cuando me desperté de la anestesia me dijeron que serían ocho semanas para apoyar el pie. Ahí me hicieron ver que tenía una buena avería.

Pero no perdió la esperanza.

Cuando llevaba más de cinco meses, volvió a complicarse por un edema óseo, en los giros era un dolor increíble. Otra vez lo intenté y a los diez meses aquello ya era imposible.

¿Ha cumplido los sueños que tenía de niño?

Y mucho más. Todos los niños a los que les gusta el fútbol quieren ser futbolistas profesionales. Pero eso no conlleva jugar cinco finales, tener un ascenso, no vivir un descenso... Eso no lo eliges. He conocido a gente maravillosa. Tras el Athletic parecía que mi carrera para iba abajo y siendo vitoriano, subir con el equipo de tu ciudad es muy grande; y luego la final de Copa con el Alavés. Y en Zaragoza el año pasado fue buenísimo, acabamos terceros pero la pena fue el playoff con el Numancia. Por un partido malo todo se fue al traste.

Su mayor tesoro es la conexión con la grada. ¿Es un don?

Todo el mundo me lo pregunta. He intentado darlo todo en los clubes en los que he estado. Siempre saltaba con ganas de dar a la gente lo que quiere. Que luego te lo devuelvan... No obligo a nadie para que coree tu nombre. Esa pregunta habría que hacérsela a la gente.

¿Cómo quiere ser recordado? ¿Como un lehendakari?

(Risas). Cuando voy por la calle, la gente me da las gracias “por todo lo que dabas” y más ahora que me he retirado. No he querido engañar a nadie y la gente lo agradece, me recuerda así en los campos a los que voy. Con eso me quedo, que hayan disfrutado conmigo en los campos.

¿Qué le ha quedado por hacer en el fútbol?

Jugar en el extranjero, en Inglaterra o así. Lo valoré antes de venir al Zaragoza, pero no lo hice por temas familiares. Estoy contento por cómo ha ido mi carrera.

El fútbol que deja se parece poco al de sus orígenes.

Todo en la vida cambia. Hablas con mi madre de cuando abrió la carnicería y ha cambiado una barbaridad. ¡Y es una carnicería! Antes era impensable que una cámara entrase en un vestuario. No había ni móviles. Ahora todo se sabe. Hay más dinero gracias a eso y no nos podemos quejar. Hay que amoldarse a ese cambio.

Y en ese cambio el Athletic tiene mucho que perder ¿no?

También pensábamos cuando yo estaba que pagaban 40 millones y mira qué años se han hecho. Esta filosofía tiene unas limitaciones, no puedes competir con los grandes, pero los jugadores se sienten parte del club y eso da mucha fuerza y resultados. Siendo así conseguimos grandes cosas y los que vendrán también lo harán.

¿Se le verá por San Mamés?

Este año he ido a un par de partidos. Iré a San Mamés y Mendizorroza casi todos los fines de semana. Me encanta el fútbol y con la nueva profesión andaré por Lezama y me veréis por los campos.