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RAYO I ENTREVISTA AS

Paco Jémez: "Vallecas es grande y el estadio son muchos votos"

No pudo obrar el milagro y salvar al Rayo. Ahora sienta las bases del proyecto en Segunda. Muchas cosas por diseñar y mejorar, también ilusión por el reto: "Estoy donde quiero estar". El presupuesto, la plantilla, la cantera, el campo... el míster pasa revista.

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Paco Jémez: "Vallecas es grande y el estadio son muchos votos"

—Termina la temporada, ¿cuál es su balance?

—Cuando hay un descenso es porque se han hecho más cosas mal que bien. Todos tenemos nuestra cuota de responsabilidad. El Rayo cuando sube siempre es uno de los presupuestos más bajos con diferencia, algo que tal y como está estructurada LaLiga te condena desde el inicio. Hoy en día quien quiera quedarse en Primera debe gastarse el dinero o está abocado a descender. Algo parecido pasa en Segunda. Los equipos saben que el dinero está en Primera, quieren subir y harán muchos esfuerzos. Hay que ver dónde encajamos nosotros para fijarnos un objetivo y saber con qué herramientas podremos pelear.

—Presupuesto y objetivo deben ir de la mano...

—Hay algo peor que engañar a la gente, engañarse a uno mismo. Es de ser tonto. Nadie obliga a nadie a hacer un tipo de inversión, pero sí (ese aspecto se lo he comentado al presidente) a ser franco respecto a cuánto disponemos para el objetivo. No podemos decir que queremos el ascenso e invertir como el séptimo o el octavo de la categoría. ¿Podemos ascender? Sí, a lo mejor, pero no lo podemos vender como el objetivo prioritario. A lo mejor teniendo más, conseguimos menos o teniendo menos, conseguimos más. El fútbol siempre tiene un margen para lo deportivo.

—¿Han sentado ya las bases del proyecto de futuro?

—Sí, no sólo con el primer equipo sino con todo. El club puede estar mucho mejor de lo que está. Tiene mucho margen de mejora. Cuando me preguntan, ¿cómo has visto el Rayo después de tres años? Igual y eso es malo. Los demás han dado pasos de gigante y nos han pasado. Equipos con menos historia que nosotros tienen ahora una cierta estabilidad en Primera. Si no crecemos, seremos cada vez más pequeños.

—Hay 15 jugadores con contrato, ¿cuenta con ellos?

—La plantilla será muy diferente, necesitamos aire fresco y cambiará más de lo que la gente piensa. Cuando lleguen las ofertas ya veremos si nos conviene vender y reinvertir o no.

—Hay posiciones cojas: lateral derecho y delantero.

—La idea es que Tito siga. Hemos hablado con él y creo que no habrá problema. Además, nos quedamos sin delantero. Es una demarcación complicada, en la que no te puedes equivocar y en la que tendrás que invertir mucho. Encontrar a otro De Tomás no es fácil. Marcó 38 goles en dos años, una barbaridad. Le deseamos suerte, le damos las gracias y aquí tendrá las puertas abiertas siempre que él quiera.

—¿Veremos al Rayo de Paco en Segunda?

—Sí, no hay razón para cambiar nuestras señas de identidad. La gente habla de Segunda como si se jugase en un campo la mitad de grande que en Primera y con siete futbolistas. Hay que amoldarse a la categoría, pero sigue siendo fútbol.

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JESUS ALVAREZ ORIHUELA

—¿Qué papel tendrá la cantera en la 2019-20?

—El trabajo de cantera es a medio-largo plazo. Muchos clubes no entienden que la cantera no es un gasto sino una inversión. A todos los presidentes les gusta que subas a un jugador y traspasarlo por 15M€. Eso sí, cuando les pides que inviertan en cantera te ponen pegas. Hubo una época en la que los chavales llegaban arriba y ahora pasa menos, eso quiere decir que no estamos trabajando bien. No podemos competir económicamente con nadie, pero si fallamos en la atención, la cercanía… entonces somos un puñetero desastre. Pueden irse porque les ofrezcan mejores cosas, pero no porque no estén a gusto.

—Se habla mucho de Sergio Moreno, ¿tiene posibilidades?

—Si quiere jugar en el primer equipo me lo tiene que demostrar. Nunca voy a subir a un jugador por lo que alguien crea que puede llegar a ser. A los chicos se los marea. Aquí no se le regalará la entrada al primer equipo a nadie; quien la quiera, que se la gane. Muchos harán la pretemporada con nosotros y ahí tendrán la posibilidad.

—Otro factor para crecer es el estadio…

—Es antiguo y con muchas limitaciones. Tal y como está la cosa, que te hagan un campo es complicado. Me da la sensación de que vamos a tener que ir tirando con el nuestro unos cuantos años más. Dentro de eso, se puede mejorar sin perder su esencia. Se le dan lavados de cara y ahí está la eterna pelea. El Rayo quiere que lo arregle la Comunidad, la Comunidad que lo arregle el club… Y lo que nadie quiere es poner un duro. Hay que llegar a un acercamiento. Insto a los políticos a que nos echen una mano. Esto no es cuestión de un club sino de un barrio. Vallecas es grande, podría ser una ciudad, y son muchos votos también... Cuanto más nos quieran y ayuden, más votantes tendrán.

—¿Cuántos le llamaron loco por coger al Rayo?

—De vez en cuando hay alguno que no me lo dice (risas). Nadie con el sentido común en la mano hubiera cogido mis dos últimos proyectos (Las Palmas y Rayo). Nadie se metía en esos charcos, entonces llegué yo y me metí en dos consecutivos. También estoy en una etapa de mi vida en la que estoy donde quiero estar. Si estoy en Segunda seguramente es porque me merezco estar ahí y quiero estar. Cuando parecía que iba a ir a un grande o a la Selección, seguí cogiendo a equipos con el objetivo de la permanencia y... ¡encantado! Si en el mejor momento de mi carrera no surgió la posibilidad de entrenar a un grande, salvo Cruz Azul, entiendo que ese tren a lo mejor ya no pasa. Soy realista y no se me caen los anillos. Y si algún día tengo que entrenar en Segunda B, lo haré.

—Decían que su carácter era un escollo para ir a un grande…

—Vivimos en un momento en que la gente dice lo que el resto quiere oír. Nadie quiere mojarse y eso me parece una mediocridad. Nadie debe tener miedo a dar su opinión, siempre con respeto. Habrá gente a la que le guste mi claridad, otra a la que no... Tampoco me importa. Mi carácter a veces me mete en líos y otras, me saca.

—Hizo un máster en México… ¡la Prensa era cañera!

—Allí es más ácida, más punzante, más polémica. Otro igual hubiera capeado el temporal de otra manera, pero yo pensaba que la mejor forma era enfrentar, no ceder. Las ruedas de prensa eran divertidas.

—Le pasó de todo...

—Fue un año intenso, pero si me surgiera la oportunidad de volver, me encantaría. La gente de Cruz Azul nos trató muy bien y, deportivamente, conseguimos el objetivo y el equipo jugó bien. México es un país duro, vives cosas que sólo ves por televisión. Tuvimos que salir corriendo por un terremoto, se nos caía el edificio encima. Murieron más de 700 personas. Ves cosas que te hacen conectar con ese pueblo, su solidaridad, quitando escombros, llevando comida… Me cautivó en todos los aspectos. Me exigió mucho y me marcó.

—Se volcó en la ayuda con los damnificados, como hizo antaño con la anciana desahuciada.

—Hasta el mes pasado he pagado el alquiler de Carmen, todos estos años, ni sé cuántos van ya. Se rompió la cadera y ahora el problema es que está en un piso sin ascensor. Habrá que buscar algo más acorde con su situación después de este percance. Sigo atento.

—Usted ha realizado otras acciones solidarias que no han salido a la luz.

—Lo de Carmen fue imposible ocultarlo. Cuando el terremoto iba con gorra y gafas, sólo me faltaba llevar peluca y bigote, pero aun así me hicieron fotos. No sabía que iba a salir en Prensa y quien piense que lo hacemos por eso es muy retorcido. Es más, la gente a la que ayudamos muchas veces no sabe ni que somos nosotros.

—¿Cómo está su relación con la afición, tras ese comunicado de disgusto por su fichaje?

—Hoy en día con las redes sociales, que algunos llaman 'redes fecales' y no les falta razón, es fácil que una persona haga ruido y parezcan muchas. No todos los miembros de las peñas firmantes pensaban así. Cuando me dicen "estamos molestos porque te marchaste", están en su derecho. He asumido que quizá no tomé la decisión más acertada, pero no asumo las mentiras. Un rayista de verdad no miente para desprestigiar a un entrenador, un jugador, un presidente... Un rayista de verdad tiene valentía, coraje y nobleza y en la mentira no hay nada de eso. Estamos aquí para ayudar y si ellos también quieren hacerlo tienen las puertas abiertas, no tengo rencor a nadie. Bukaneros son nuestro mejor baluarte: dicen las cosas a la cara y siempre están ahí. Ese es el tipo de rayistas que necesitamos.