1x1 del Celta: Brais pagó los platos rotos
El canterano recibió una sonora pitada al ser sustuido. Mal partido de los celestes, con Aspas obrando su enésimo milagro para evitar la derrota.
Rubén Blanco: Adivinó el lanzamiento de Embarba en el penalti, pero no logró alcanzar el balón. El derechazo de Medrán en el segundo tanto lo dejó sin respuesta. No tuvo mucho más trabajo, en todo el partido realizó dos paradas.
Hugo Mallo: No acabó de sentirse cómodo. Álvaro le creó problemas y en ataque no mezcló bien con Brais. Sus centros no encontraron rematador.
Cabral: Volvió al once y no pudo poner orden. Bastante tuvo con intentar anular a Raúl de Tomás, objetivo que cumplió. En los próximos días se resolverá la duda de si este partido ha sido el último del argentino en Balaídos.
Araujo: Tampoco se le pueden achacar al mexicano los males defensivos de su equipo. Solvente en el juego aéreo. Incisivo en las acciones ofensivas a balón parado.
Olaza: Cerró el curso con una asistencia. Boudebouz no le ayudó demasiado para taponar al veloz Advíncula. A veces abusa de poner centros buscando a su compatriota Maxi.
Okay: Desapercibido. No consiguió hacerse con el control de la medular. Solo hubo noticias del turco en alguna recuperación y en un remate de cabeza que se encontró la respuesta de Dimitrievski.
Lobotka: Mejoró respecto a las anteriores jornadas. Dinámico con el balón, se descolgó más de lo habitual en ataque. Gozó de la mejor ocasión del Celta en la primera parte, una combinación con Aspas en la que resolvió de manera inocente dentro del área. Propició el penalti favorable al Celta.
Brais Méndez: Un partido para olvidar. Le costó entenderse con sus compañeros y pocas veces eligió bien. Los pitos del público no le ayudaron y Balaídos le mostró su malestar al ser sustituido.
Boudebouz: El peor del Celta. Regaló el 0-1 con un absurdo penalti y actuando por la banda izquierda no generó ningún peligro. Al contrario que Brais, se marchó entre aplausos.
Maxi Gómez: No pudo poner el punto final a su etapa como celeste marcando. Remató dos veces y solo encontró portería en una falta lejana. Intenso hasta el final.
Iago Aspas: Es muy difícil encontrar en el fútbol de élite una diferencia tan abismal entre un jugador y el resto de sus compañeros. Aunque no cuajó una actuación brillante durante 80 minutos, la recta final del partido le bastó para obrar su enésimo milagro. Recortó distancias de penalti y estableció el definitivo 2-2 con un remate de genio, con la pierna derecha, adelantándose a su marcador. Con 20 goles, pese a estar tres meses de baja, finalizó por tercer año consecutivo como máximo goleador de LaLiga.
Boufal (entró por Boudebouz): Con su velocidad le dio otro aire al ataque. Desbordó en más de una ocasión y supo asociarse por dentro. Esta vez no estuvo excesivamente individualista.
Jozabed (entró por Brais): Se encontró un partido sin ritmo y no pudo aportar demasiado. Tras unos primeros minutos en la banda, Escribá lo situó al lado de Okay llevando la manija.
Pione Sisto (entró por Lobotka): Sin tiempo. Lo poco que intentó no le salió.