Ter Stegen: un año estable..., una espina imborrable
El alemán, que ya no jugará esta temporada, ha mantenido sus promedios de goles encajados, pero acaba con el 4-0 de Liverpool tatuado hasta el año que viene.
En su quinta temporada en el Barça, Marc André Ter Stegen ha mantenido sus registros. En 49 partidos oficiales ha encajado 43 goles (0,87 por partido), sólo un poco peor que el 0,81 de la campaña anterior y mejor que las marcas de las temporadas 16-17 (1,02 por partido) y 15-16 (1,03). Intocable en la portería del Barça, indiscutible en Liga y Champions, este año hasta tuvo que echar un cable en la Copa en la semifinal contra el Madrid por la lesión de Jasper Cillessen.
A sus 27 años, Ter Stegen, que ya no jugará más esta temporada salvo caso de extrema necesidad por un problema en el tendón rotuliano de la rodilla derecha, ha podido completar su temporada más regular en el Barça. No ha sido el portero espectacular y de milagros que, por ejemplo, firmó la mejor parada de la Champions en la semifinal ante el Bayern de la Champions de 2015 o el que salvó al primer Barça de Valverde en las primeras jornadas de la temporada pasada. Sin embargo, ya no es el portero que encaja goles desde el centro del campo (San José, Florenzi) o que arriesga en exceso con el balón en los pies (Vigo). Más consciente de sus responsabilidades, ha aumentado su sobriedad en la portería y ha transmitido más estabilidad que nunca, esperando tal vez así la titularidad que viene mereciendo en la selección de Alemania.
Ter Stegen, sin embargo, acaba con una espina imborrable la temporada. Sus lágrimas en Liverpool mientras caminaba de la grada de The Kop hacia la de Anfield Road End, donde estaban los aficionados del Barça, han quedado ya en el recuerdo de una noche triste. Integrado en la ciudad e inmerso en los valores que debe transmitir el club, el alemán se sintió muy responsable de lo ocurrido. Esta vez no pudo hacer su milagro anual y se reprocha no haber hecho más, tal vez, en el 2-0 de Wijnaldum por más que el remate del holandés le cogiese a bote pronto. También se reprocha esos aplausos a sus cabizbajos compañeros. Más preocupados por ellos que por el saque de Alexander-Arnold antes del 4-0 al que sólo él y Piqué reaccionaron. Ter Stegen fue el único jugador del Barça junto a Busquets que se acercó a pedir disculpas a los más de 3.000 barcelonistas que contemplaron atónitos la histórica caída de su equipo. Eso le valió una ovación de gala y los cánticos de la gente el pasado domingo ante el Getafe. Pero Ter Stegen, padrino por cierto este año del libro Relatos Solidarios que escriben periodistas deportivos por una buena causa, sabe que tiene una deuda pendiente con la gente para la próxima temporada. Otra vez.