La residencia del Espanyol ya lleva el nombre de Josep Manel Casanova
Se reconoce así al 'padre' de la cantera perica.
Hace prácticamente dos años que falleció Josep Manel Casanova, figura imprescindible para entender el Espanyol de hoy en día, pues fue el padre de la cantera perica. El club le brindó ya una parte del homenaje pues una puerta del estadio lleva su nombre (fue futbolista del primer equipo a finales de los 70’) pero ayer lo completó: la residencia de los jugadores del fútbol base, en l’Escola Túrbula, pasa a llamarse de forma oficial Residencia Josep Manel Casanova. Ayer, en un sentido acto, se bautizó la instalación y la familia destapó la placa con su nombre.
Que Josep Manel Casanova fue un hombre importante y querido dentro del espanyolismo se hizo patente en el homenaje póstumo que le brindaron ayer. Estuvieron presentes todos los estamentos del club, pero fue importante la presencia de jugadores y ex-jugadores de la entidad que vistieron la blanquiazul, en parte, gracias a la decisión de Casanova. Moisés Hurtado, Chica, Darder, Dídac o Javi López se dejaron ver el en acto, además de miembros del fútbol base y del femenino.
El primero en inaugurar los parlamentos fue Óscar Perarnau, director general deportivo del club, que llegó a la casa de la mano de Casanova. Perarnau, de hecho, rememoró cuando entrenaba al cadete del Mataró (a finales de los 90’) y la propuesta de Casanova le cambió la vida. Pero su discurso, como no pudo ser de otra manera, se centró en la figura de Josep Manel Casanova. Perarnau destacó valores importantes como la humildad, la constancia en el trabajo o el educación, pero destacó la que sin duda fue su mayor virtud profesional: la capacidad para detectar talento.
Tras él comparecieron tanto el director de La Túrbula como el alcalde de Sant Adrià, además
de su viuda. Mercè Palma agradeció el cariño mostrado y reivindicó el legado de quien fue su marido. Al lado de la inscripción con su nombre se ha colocado un medio balón blanquiazul formado por múltiples piezas, que quiere representar la manera en la que Casanova hacía ‘encajar’ a todos en el fútbol base.