El Zaragoza elimina al anfitrión y se mete en la final

El Zaragoza es justo finalista de la Copa de Campeones después de ser infinitamente superior al Celta de principio a fin. El encuentro arrancó con un golazo de Puche, quien sorprendió a Raúl con un extraordinario derechazo desde fuera del área. El balón salió como un obús de sus botas directo a la escuadra. El jarro de agua fría fue tremendo para los locales, que no fueron capaces de encontrar ni un solo espacio en el ordenado muro zaragocista.

Los maños se mostraron extraordinariamente serios en defensa, sin conceder una sola ocasión de gol, y aprovechando las escasas oportunidades que tenían. Así, Francés tuvo el segundo gol muy cerca en la primera parte. Raúl despejó el remate de cabeza del lateral, que luego falló el rechace a puerta vacía. El Zaragoza jugaba a placer mientras el Celta no encontraba el norte.

Nada cambió tras el descanso, el plan maño siguió siendo ejecutado a la perfección y el Celta no veía una sola grieta. Lautaro batalló sin éxito, Losada estuvo desaparecido y, en el bando contrario, Puche crecía en cada acción. El extremo se inventó la jugada de la sentencia, con una genial cabalgada por la banda izquierda. Le entregó el tanto en bandeja a Sancho, quien remachó a puerta vacía. El anfitrión Celta se quedó a las puertas de una final en la que el Zaragoza espera rival. Sevilla y Villarreal pelearán esta tarde por la otra plaza.