Martí se estrena en Riazor en el regreso de Mosquera
El Deportivo, obligado: ocho sin ganar y fuera de playoff. Por contra, el Extremadura busca su tercera victoria consecutiva y salir del descenso.
Después de una nefasta racha de ocho partidos sin ganar, la calculadora ha dejado de tener sentido en A Coruña. Jornada a jornada, patinazo tras patinazo, los coruñeses han mirado a los rivales en busca de un oxígeno que se terminó la semana pasada al caerse de los puestos de playoff siete meses después. Llegado a este punto, al Depor ya no le valen cuentas, sólo le sirve ganar para reengancharse y demostrarse a sí mismo que aún hay vida y esperanza.
Ese es el reto y la obligación de un Martí que se estrena ante su afición después de debutar contra Osasuna con derrota (2-1). En El Sadar dejó media hora inicial ilusionante que se diluyó tras verse el equipo por debajo en el marcador. Esa endeblez mental es el primer aspecto que debe solucionar el nuevo inquilino del banquillo herculino, pero no el único. Riazor lleva sin ver un triunfo de los suyos desde enero, el equipo no ha marcado ni un gol en los tres últimos partidos en casa, la defensa ha perdido solidez, el redimiendo individual de más de media plantilla está por los suelos y hace meses que no hay un patrón de juego definido. La lista el larga y el tiempo escaso, pero ese suele ser el denominador común de todos los técnicos que aterrizan con la carrera empezada.
Ese es el caso de Manuel Mosquera, que hoy vivirá una tarde muy especial en su regreso a Riazor. El técnico coruñés se hizo cargo hace mes y medio de un Extremadura casi desahuciado y lo ha devuelto a la vida a base de competir y resultados. Hoy repetirá once para buscar su tercera victoria consecutiva que le permita salir del descenso después del tropiezo del Lugo. No está mal, nada mal.