Espejismos en Butarque
El giro de tobillo de Jonathan Silva en el gol del Leganés, única luz en un partido oscuro. La afición sigue recordando la peineta de Carvajal en 2011.
La noche iba de espejismos. De verdades a media pensión. De cosas que parecían una cosa, pero resultaron otra. Algunas feas. El Real Madrid, por ejemplo. También el partido, que prometía vértigo, pero regaló bostezos escondidos en un resultado de cascarón. Bonito por fuera. Feo por dentro. Ni siquiera sirvió para alegrar a los casi 400 pepineros que se compraron la camiseta soñando con que la victoria se la regalaría. Otra promesa rota, ésta por un marcador hueco, sin ningún fondo.
Como en el incendio de Notre Dame , poco se salvó sobre la pradera de Butarque. Quizá el giro de tobillo de Jonathan Silva, otro que no es lo que parece. Luce dorsal de central (el 5) y su DNI afirma que es zaguero. Falso. Ataca como extremo envenenado. Por eso es uno de los laterales de LaLiga. Ya suma seis asistencias y tres goles. Sólo le supera en pases de gol Jordi Alba, con ocho. El Lega se lo puede comprar al Sporting de Lisboa por tres millones. Están tardando en llevarse al chaval de la guitarra. La tarde del domingo se la pasó tocando en el Retiro con sus colegas. Ayer ajustició al Real Madrid con un golazo de clase. Contrastes al sur de la capital española. Fue lo único de una noche para el recuerdo. Porque ahí se quedó todo. En el recuerdo.
Olvidado para la eternidad de un recinto en el que el otro espectáculo lo puso el tufillo de la panceta, el chorizo y el lomo. Vestigios de fútbol de verdad anclados a Butarque, estadio que tampoco perdona. Por eso pitaron a Carvajal en cada balón. En cada jugada. Hijo predilecto de Leganés, hubo un día en que el chaval criado en la calle Faisán la lió contra sus paisanos. Sucedió el 27 de marzo de 2011, con el Lega en Segunda B y Carvajal en el Castilla. Aquella mañana en Valdebebas ganaron los blancos. Sufriendo, eso sí. Marcó primero Ferrán Tacón, pero luego hubo remontada. Juanfran (ahora en el Lega, qué cosas) y Joselu en el 87’ dieron la victoria al filial. Y al final llegó 'ella'. La peineta que le hizo Carvajal a los hinchas blanquiazules desplazados a la ciudad deportiva blanca de Valdebebas después del choque.
Él, que es de Leganés. Él, que lleva con orgullo el nombre de la ciudad por todo el mundo. Por eso aquello dolió. Por eso Butarque le pitó ayer por culpa del despecho. También Carvajal fue un espejismo. Debería ser ídolo en casa. Acabó como villano entre los suyos. La guinda a la noche de las mentiras.