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LAS PALMAS 0 - CÁDIZ 3

Machis saca a la luz todas las miserias de Las Palmas

Anotó los tres goles casi al final. Es la tercera derrota consecutiva del conjunto canario desde la llegada de Pepe Mel al banquillo.

Actualizado a
Machis saca a la luz todas las miserias de Las Palmas

Tan mal está Las Palmas que el Cádiz, con lo justo, ganó 0-3 en el desangelado Estadio de Gran Canaria, reaccionando así ante un grupo, otrora candidato al ascenso, que purga su pecados. Y de qué manera. Justa, en cualquier caso. Agoniza con un latido cada día más débil. Ahora mismo, salvación y gracias.

Y eso que los pupilos de Álvaro Cervera llegaban en mal momento, en cualquier caso mucho mejor que el de la UD, auténtico pelele en piernas de cualquiera, plantilla en plena descomposición. Nada bueno ofrece ahora mismo, ni desde hace meses. Simplemente citar los playoff como algo opcional pasa ser, a falta de ocho partidos, un pecado capital. Uno más de los cometidos por una entidad a la deriva.

Y eso que pasó casi de todo en el primer cuarto de hora, como dos claras ocasiones de Rubén Castro y Fidel, que de milagro no trajeron consigo el 1-0. Sin embargo, el delantero grancanario volvió a mostrarse desacertado, errático, acaso poco participativo, como si viviera fuera de contexto. Y no marca ni siquiera con Mel, su entrenador fetiche.

Poco después fue Jairo, a pase de Machís, el que hubiera adelantado al Cádiz de no mediar una gran intervención de Raúl Fernández. El resto de la primera parte fue un páramo de fútbol, con ambos equipos justificando su mala fama. Y apareció, claro, la música de viento en el EGC.

Robaina. Nada cambió al inicio de la segunda parte. Le dio otro aire Pepe Mel a su equipo con la entrada de Robaina, hijo del histórico jugador grancanario, pero no surtió efecto. Y no por el pibe, descarado con la pelota, valiente a la hora de pedirla. La intensidad con la que salió Las Palmas de los vestuarios pudo tener su recompensa con un trallazo de Timor en el minuto 55, pero pronto se apagó la llama.

El partido no tenía dueño, pero se jugaba a lo que quería el Cádiz, bien pertrechado atrás, esperando asestar el golpe definitivo ante un grupo nervioso, herido de muerte su ánimo. Y se lesionó su mejor hombre, Raúl, por una canallada de Jovanovic. Ahí llegó el huracán Machís, que con tres goles en el epílogo del partido sacó a la luz todas las miserias de la Unión Deportiva Las Palmas, que son tantas que no caben en esta humilde crónica.