Bárbara Sánchez, historia viva del Leganés con linaje del Getafe
La nutricionista de los pepineros, primera y única en sus 90 años de vida, es hija de Luis Sánchez Duque, histórico entrenador blanquiazul, natural de Getafe y también mito azulón.
Bárbara Sánchez es historia viva del Leganés. El primer profesional nutricionista que jamás ha trabajado con los pepineros. El club la fichó el pasado verano a petición de Mauricio Pellegrino sin saber que, antes de contratarla, ya formaba parte de la historia del Lega. También de la del eterno enemigo. De la del Getafe. Su padre es Luis Sánchez Duque, tercer entrenador que más encuentros ha dirigido en los 90 años de vida de los blanquiazules (130) y séptimo en la de los azulones (70). El derbi de mañana es, en la familia de Bárbara, algo más que un partido.
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Para ella, sin embargo, tendrá el sabor de un duelo de Liga más sólo aderezado por su debut en el Coliseum. “Será mi primera visita allí”, comenta consciente de lo llamativo de su respuesta. “Jamás había ido ni como espectadora. En Butarque es diferente”, añade para dejar claro que su corazón, ya antes incluso de fichar por el Leganés, era más blanquiazul que getafense. “Pero es normal. Cuando mi padre ficha por el Lega yo tenía 10 años. De su paso por el Getafe apenas me acuerdo, pero con el Lega ya me pilló mayorcita”, añade.
Aquel trasvase al eterno enemigo (su padre es de Getafe, aún vive allí) provocó revuelo hasta en su colegio. “Los compañeros me decían que cómo podía irse al Leganés”, evoca Bárbara. “Pero no eran comentarios de enfado, sino de sorpresa. Llamó mucho la atención”, explica.
‘Trabajadora’ pepinera a los 11 años
La llegada de Sánchez Duque al viejo Luis Rodríguez de Miguel fraguó un profundo sentimiento pepinero en toda la familia. “La manera cómo te tratan en un club es fundamental. Nosotros nos sentimos siempre muy queridos en Leganés. Por eso yo me considero del Lega. Como mi madre. Mi padre tiene el corazón dividido, aunque este año seguro que es más del Lega que del Geta. Lo dice con la boca pequeña, pero creo que ayuda que yo curre en el club”, bromea Bárbara, ‘trabajadora’ del Leganés mucho antes incluso de firmar su contrato.
“Es que mi padre me fichó de asistente en los 90”, repite entre risas. “Cuando llovía y no podían entrenar, se iban a un pabellón que estaba al lado del estadio y a veces yo, que tendría unos 11-12 años, me iba con él y le ayudaba a sujetar las colchonetas, a recoger balones de baloncesto… Me encantaba y los jugadores me trataban como si fuera de la familia”, evoca Bárbara.
Las cenas “guay” pre-partido
La profesión de su padre fue clave en la elección del camino profesional de Bárbara. “Sin duda”, responde segura mientras recuerda como algunos profesores le aconsejaban en la Universidad no dedicarse al nutricinonismo deportivo. “Del fútbol no se vive”, le insistían. “Yo les he demostrado que sí se puede”, responde orgullosa nuestra protagonista, a la que, de pequeña, le encantaban los días previos de partido, cuando su padre era jugador.
“Entonces no había estudios nutricionales, pero él ya sabía que, si cenaba pasta antes de jugar, rendía luego mejor. Así que en casa las vísperas de sus partidos eran el día guay porque todos cenábamos pizza”, recuerda Bárbara para explicar cómo su vocación médico-futbolera fue cosa de genes, no de la casualidad.
Una anónima en el vestuario
Sí fue casualidad su llegada al Leganés en lo que se refiere al pasado pepinero de su padre. Nadie en Butarque conocía su linaje blanquiazul cuando la contrataron. “La entrevista de trabajo me la hizo el doctor Alberto Lam, pero él no tenía ni idea de quién era mi padre. Me llamó por currículum. Conocía que había trabajado con el Atlético Femenino. Me dijo que mi perfil encajaba, pero ni una mención a mi familia… porque no sabía quién era”, ríe al relatar aquel momento tras el que descolgó rauda el teléfono para darle la buena nueva a su padre. “Fue la primera persona con la que hablé”, añade.
“En el vestuario se enteraron por culpa de As. El primer día de entrenamientos en pretemporada publicasteis un artículo con mi historia. Todos fliparon un poco”, añade, como siempre, con la sonrisa en la cara y el reloj en la mirada. Sus obligaciones profesionales le aprietan la agenda. Peaje por ser nutricionista de los pepineros. La primera en sus 90 años de existencia. Bárbara es historia viva del Leganés. Y también un poquito del Getafe.