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ATLÉTICO

Cinco fichajes después, Simeone no encuentra quién haga de Arda

La banda derecha es uno de los agujeros de su pizarra desde que el turco se fue en 2015. Ni Óliver, ni Carrasco, ni Gaitán, ni Vitolo, ni ahora Lemar han funcionado en esa posición.

Madrid
Arda Turan, en el Atlético de Madrid, que no encuentra quien haga de él.

Uno de los problemas de Simeone es que en su pizarra hay una posición que cojea: la banda derecha. Desde que Arda Turan se fue no ha sido capaz de encontrar otro jugador que haga de Arda Turan, que le de ese aporte desde la banda, que pueda jugar en la derecha, en la izquierda, que sume todo. Y eso que, cada verano, es una posición en la que el club invierte. Desde la temporada 2014-15, uno de los grandes fichajes del equipo es para reforzar esa posición que, sin embargo, termina siendo un fiasco. Ninguno de los jugadores germina. Ni Óliver, ni Carrasco, ni Gaitán, ni Vitolo, ni Lemar.

Y cada verano es un vuelta a empezar: Simeone sigue buscando a otro futbolista que ejerza de Arda. Calidad, trabajo, visión de juego y, sobre todo, algo que parece imprescindible y se está echando en falta en el Atlético de Madrid de los últimos tiempos, el carácter de futbolistas como Gabi, Raúl García y el propio Arda. No lo ha encontrado. Y en esa búsqueda se ha gastado ya 156 millones de euros. Los últimos 70 que invirtió, en el francés, son una de las fotos de la debacle de Turin.

El frustrado regreso de Óliver

En el mismo verano que Arda Turan se fue al Barcelona, por 40 millones, cansado, según dijo, de "correr mucho", Óliver regresó al Atlético entre elogios: había brillado en el Oporto, siendo elegido el mejor joven de la liga portuguesa. Ya era una de las más grandes joyas de la cantera rojiblanca de la última década. Si para el turco aquel movimiento sólo fue el primer paso de un descenso a los infiernos que incluye polémicas en los campos de fútbol, fuera y hasta penas de cárceles, quedando lejos, cada vez más lejos aquellos números que en el Atleti (178 partidos, 22 goles, 33 asistencias) dieron lugar a una religión propia: el ardaturanismo.

El tiempo de Óliver, sin embargo, fue breve. Y de más a menos. La banda derecha, el sitio de Arda, no era su sitio, y sus participaciones y partidos se fueron apagando (jugó 1.337 minutos repartidos en 33 partidos, con un gol y tres asistencias), desde el deslumbre hasta la nada. Aquel verano regresaría a Oporto, donde aún sigue (esta temporada, sus números, por ejemplo: son 2.000 minutos en 33 partidos, con un gol y siete asistencias). Llegó gratis, de vuelta de una cesión. 

Carrasco, el futbolista que se 'creía Beckham'

De calidad innegable, Carrasco fue el futbolista que más cerca estuvo de enraizar en la plantilla de Simeone. Pero tenía un problema: no llegó nunca a encajar con el resto, de hacer equipo. "Se cree Beckham...", era la crítica con la que se le solía definirle desde el vestuario. En el campo aportó. Fue, sin Arda y fichado para ser Arda, el futbolista que más tiempo aguantó, dos temporadas y media, aunque con quejas cuando Simeone le alineaba a la derecha: él prefería su posición natural, la izquierda. Se fue mediada la pasada temporada, a China, después de alcanzar la placa en el Paseo de Leyendas del Wanda Metropolitano, con 124 partidos, 24 goles y 17 asistencias. Le costó al Atlético 25 millones. 

Gaitán, el gran fiasco

"Gaitán, Gaitán, Gaitán". Durante los dos veranos anteriores al de 2016, ese fue el nombre que salía de la boca del Cholo (además del de Diego Costa) cuando le hablaban de fichajes. Nico Gaitán, extremo izquierdo argentino del Benfica. Lo pidió en el verano de 2014 e insistió en el de 2015. Bramó después de que la Champions le cruzara con su equipo en la fase de grupos de la Champions 2015-16: entre Gaitán y Guedes les arrebataron la victoria de aquel partido en el Calderón. El siguiente verano Gaitán en el Atlético estaba... Pero nunca funcionó. Y además ese nunca es un nunca de nunca jamás de los jamases.

Aguantó una temporada completa y otra media, sin contar nunca del todo de la confianza del Cholo. Se fue a China por la puerta de atrás tras 50 partidos y cuatro goles. También es cierto que jamás contó con los minutos, partidos, que, por ejemplo, se le han dado a Lemar. Costó otros 25 millones. 

Vitolo: un fichaje marcado por su inicio... y las lesiones

Víctor Machín Vitolo. Quien le conoce siempre lo dice: "No hay un jugador para Simeone como Vitolo". Por carácter, juego, por posición, por su capacidad para jugar en las dos bandas. Parecía el fichaje perfecto salvo por un detalle: el Sevilla. Allí Vitolo era la estrella. En el verano de 2017, además, acababa de renovar. El presidente mismo lo anunció... Cuando era el fichaje subrayado, marcado en rojo, azul y morado en la lista de fichajes de un Cholo que montó en cólera cuando supo de la noticia. Él mismo llamó a Vitolo. ¿El Sevilla le ofrecía tres? El Atleti el doble. La firma con el Sevilla en realidad la había hecho su padre y por ese resquicio Vitolo escapó. Como el Atlético no podía inscribir por la sanción FIFA hasta enero de 2018 la primera parte de la temporada la jugaría en Las Palmas y en el mercado de invierno llegaría al Atlético.

Sobre el papel parecía un plan perfecto, pero, quizá, tanta presión sobre el futbolista, tuvo una consecuencia que aún está penando: las lesiones. Fueron cuatro en Las Palmas, que apenas le dejaron jugar. Fueron otras tantas cuando llegó al Atlético, que no le permitían tener regularidad. Cada vez que parecía que la alcanzaba, zas, volvía a caer. Algo que no ha cambiado esta temporada tampoco. Vitolo apenas ha podido jugar 858 minutos. Muy poco para un futbolista del que se espera tanto. 22 partidos, un gol, más lesiones: una muy larga, con la que estrenó la temporada (se fue tras el partido tocado) y que, tras recaer, le obligó a hacer una pretemporada particular para ponerse a punto. Lo logró. Lo hizo. Parecía el fichaje del Atlético este invierno... Hasta que volvió a lesionarse. Había regresado hace dos partidos al grupo. En el entrenamiento postTurín volvió a caer. Abductor. Una tortura que empaña a un jugador fabuloso. Costó 36 millones, tercer fichaje más caro del Atlético hasta ese momento de la historia

Lemar y los 70 millones de decepción

Lemar llegó el verano pasado al Atlético perseguido por algo que ahora pesa quintales en sus piernas: los 70 millones que el Atlético pagó al Mónaco por él. Por eso y una frase: jamás el club había hecho desembolso tanto por un jugador, Lemar era el fichaje más caro de la historia del club... Y de momento para ser chispas en una Supercopa de Europa que en marzo, y después de Turín, queda lejos, muy lejos. Precisamente el francés es uno de los jugadores que quedaron más señalados de esa vuelta de octavos contra la Juventus. Perdido, sobrepasado, sin dar pie con bola, un desastre. Una tónica general en la temporada.

De clase inmensa, no logra encajar en la pizarra de un Simeone cuyo estilo requiere jugadores más físicos. Y el francés es, ante todo, habilidoso. En los 36 partidos, 2.235 minutos, que lleva en el Atlético no se ha visto asomar ese futbolista que encandiló y maravilló en el Mónaco, con un fútbol que en el Atlético sólo podía sumar, para convertir esta plantilla del Cholo en la mejor de la historia, para llenar ese hueco en la banda derecha que, desde que Arda se fue, Simeone no encontraba con quién tapar. 

Pero tampoco...

Este verano, puede, tocará seguir buscando un Arda...