Saúl, la mira en Turín
Su gol, tras el penalti que le había parado Lunin, permite al Atleti cumplir ante el Leganés y seguir vivo en Liga. Simeone reservó titulares, sentó a Grizi al descanso y cambió el partido.
Al descanso, Lemar y Saúl subían la intensidad del calentamiento. Los primeros 45 minutos le habían quedado grandes a Solano y eran suficientes para Griezmann. El Atleti corría el riesgo de que, por pensar demasiado en Turín, se le terminara de ir ese tren que aún persigue, aunque parezca inasible como un sueño, LaLiga, el Barça. Regresó el partido y Simeone introducía a dos zurdos para subirle el ritmo una marcha. Tres minutos después Omeruo sacaba el pie en el área y Correa caía. Penalti. Lo marcó Saúl, con suspense: Lunin le adivinó el lanzamiento y paró. El gol llegó en el rechace. El partido ya nada tendría que ver con el de los primeros 45’.
Habían saltado los dos equipos con bajas, muchas. Seis Pellegrino. Cinco el Cholo que, pensando en la Juve, repartió descansos y en el lateral zurdo le dio la alternativa a un lateral diestro del B, Solano, ante un Leganés que salió menos dormido. Todo en los primeros minutos fue suyo. Los córners (el primero a los veinte segundos), el dominio. Pero una caída, la de Tarín, puso los nervios de punta en el banquillo del Lega, sin más centrales. Resultó nada. Pero su golpetazo despertó al Atleti diez minutos después de que el partido hubiera comenzado.
Entre resbalones, ora Giménez, para ver tarjeta, otra Correa, como si el campo estuviera regado de Fairy, y que la ligera ventaja rojiblanca sólo supuso un remate tibio de Kalinic que sí, que será desmarques, pero con movimientos de un Lego, peligro poco. Jugaba a no desgastarse el equipo del Cholo. No terminaba ninguna jugada el Lega que estrangulaba las líneas por dentro. A uno le valía el 0-0. El otro pensaba en Turín. Ambos parecían grabar un partido para luchar contra el insomnio.
Por escribir algo, Oblak paraba en dos tiempos un remate de Braithwaite y Lunin a Griezmann un remate por bajo mientras En-Nesyri, vivía su propia guerra con Giménez (des-co-mu-nal). Un minuto antes del descanso, caía como fulminado en el área rojiblanca, con las manos tapándose el rostro y quejándose de un golpe del uruguayo. El árbitro no vio penalti y el VAR no rectificó. En-Nesyri, en medio de sus gestos, vigilaba si Mateu le miraba o no. Fue lo más interesante que pasó en estos primeros 45’ de orejas planchadas.
Cuando Solano, sólo correcto, demasiado tímido, y Griezmann se quedaron en la ducha, Simeone cambió el partido con la entrada de Saúl y un Lemar que a va mejor y mejor. Cada acercamiento de Correa por el área de Lunin a partir de ese momento fue un encenderse las alarmas. Primero, el penalti. Después, una falta que él provocó y Lemar lanzó con guante e intención de escuadra. Se luciría Lunin: tocó lo justo para enviar a la madera. Poco antes Thomas ya le había astillado el travesaño con uno de sus latigazos.
El 1-0 ya no le valía a Pellegrino, que sacaba toda su pólvora: quitaba a un centrocampista (Eraso) para introducir un delantero (Carrillo), además de El Zhar. El Cholo respondió con Juanfran. Entraba por Kalinic, liberaba a Saúl del lateral zurdo y traía de la mano una delantera Vitolo-Correa. Lemar se encargaría de adormilar el partido sin notar demasiado que Pellegrino sumaba más pólvora (Arnáiz, delantero, por Nyom, defensa). Simeone lo tenía donde quería, en el 1-0. Los diez últimos minutos fueron un clinic de cholismo.
De resistir, de sacar cada internada, centro lateral del Lega, con paradas sin sudar para ese jugador que, sin Grizi, portaba brazalete, Oblak. El final llegó con otro penalti en el descuento, de Rodrigo a Arnáiz, que ni árbitro ni VAR vieron. El Atleti viajará a Turín con tres puntos más y un grito en la sangre. Ese que atronó cuando el partido acabó y el equipo dio una vuelta de honor al campo. Banderas al aire, piel de gallina, que todo suma para el martes.
Muchachooos...