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ENTREVISTA AS

Vila-Matas: "A mí Xavi e Iniesta me producían bastante sopor"

El escritor, culé de cuna, analiza de manera brillante el momento del Barcelona y hace memoria sobre sus primeras experiencias en el fútbol.

Vila-Matas: "A mí Xavi e Iniesta me producían bastante sopor"
Rodolfo MolinaDIARIO AS

¿De dónde le viene su barcelonismo?

Fui a la inauguración del Camp Nou con cinco o seis años y me hicieron socio aunque ya había ido antes a Les Corts, muy de niño. Mi tío segundo era Miró-Sans, que fue presidente del Barça y el que construyó el Camp Nou. También era familia de Mitjans, el arquitecto. Así que soy un número bajísimo de socio que a veces utilizo creyendo que me da alguna autoridad sobre la junta (risas). Pero no me la da...

¿Nunca le tiró alguna otra opción que la culé?

Bueno, durante siete días fui del Espanyol. Con cuatro años. De los cinco hermanos de mi madre había uno que era perico y me cogió por banda y me convenció. Y duré una semana hasta que hubo un cónclave familiar de todos mis tíos para llevarme al buen camino otra vez.

¿Jugaba usted de pequeño?

Casi todos lo hacíamos. Debuté en un pueblo de la costa de Barcelona, Llavaneres, muy jovencito. Era un partido entre los chicos del pueblo y los veraneantes. Ignoraba todas las reglas del juego. Me pusieron de delantero. Un error. A la primera entrada que me hicieron me revolví y le pegué. Y me expulsaron. Duré dos minutos en el campo.

¡Fue como un diminuto Neymar!

Neymar me cae fatal. Yo deseaba que se fuera. Empezó a parar el fútbol para que se le vieran las botas, las fiestas de su hermana… Representa justo lo contrario de Messi, que es impecable. Neymar remite a lo artificial y su fama está hinchada.

¿Cuál es el primer Barça que tiene en la cabeza?

El de Helenio Herrera, en la 57-58… Conservo un libro genial que escribió Herrera y que publicó Planeta. Se llama "Yo, memorias de un genio". Es un título daliniano que puso él o la editorial, un libro que no se ha reeditado y que en realidad escribió Gonzalo Suárez aunque no lo firmara. Y era buenísimo. Explicaba todos los males del Barça que eran los mismos que repitió Cruyff, el complejo de inferioridad con respecto al Real Madrid. Y eso nos ayudó a equipararnos...

¿Qué equipo era aquel?

Uno casi de circo cargado de estrellas. Y había especialistas. Kocsis en remates de cabeza, Czibor en marcar córners de gol olímpico. Helenio Herrera acabó con Kubala y fue la época de Luisito Suárez. Se empezó a ver un fútbol moderno sin que el público del Barça, que era ñoño y sentimental, lo aceptara. No comprendían la no renovación de Kubala por todo lo que había dado y aquello acabó fatal, con Herrera y Luis Suárez en el Inter, que fue el mejor equipo de la época, justo lo que podía haber sido el Barça si los dos se hubieran quedado.

¿Qué más recuerdos tiene del fútbol de la niñez?

La primera vez que se retransmitió un partido por la tele en blanco y negro. "El partido del siglo", le llamaron. Lo vi en una peña barcelonista, en la Plaza de Cataluña.

¿Cómo fue la escena?

Era una pantalla pequeñita, un artefacto subido en un podio que presidía una sala con sillas. Entonces, nadie tenía televisión en su casa. Mi padre era el presidente de esa peña pero no le gustaba el fútbol.

¿Un acto social para él?

Le interesaba por otros aspectos, allí se jugaba a las cartas, al poker prohibido en aquella época...

Dibuja usted una especie de local clandestino donde se puede casi masticar el humo del tabaco…

Sí, sí, sí… era una peña complicada que creo que aún existe.

¿Oía el fútbol por la radio?

Muchísimo. Sobre todo las retransmisiones de José María Puyal, que lo hacía en catalán. Era lo que podríamos llamar el viejo estilo, que para mí es el ideal, el de nombrar a los jugadores, quién tiene el balón, y no se está hablando de otras cosas. Yo agradecía que se me hablara del partido con exactitud y no de la batalla de Waterloo.

¿Se reunía la familia en torno a la radio o era un acto íntimo?

Para el fútbol no. Pero sí para escuchar por la noche un programa muy popular en la época, un cómico argentino, 'El zorro zorrito, para mayores y pequeñitos'. Era popularísimo pero fracasó cuando pasó a la televisión.

¿Qué recuerdos tiene de ir al campo?

Siempre era a las cinco. Íbamos varios familiares juntos. Teníamos siete u ocho localidades en el Gol Norte. Conocíamos a todos los que estaban cerca. Recuerdo el olor a puro, que asocio mucho con el fútbol y los toros. Era todo un acontecimiento, un fútbol más sobrio y menos exuberante. Incluso para celebrar los goles Di Stéfano levantaba los puños... y punto.

¿Quién fue su gran ídolo de infancia?

Para mí el gran genio fue Cruyff, pero yo ya tenía 20 años. Él sí que me deslumbró por completo en todos los sentidos. Tenía una inteligencia bárbara, un genio a la misma altura que Bob Dylan.

¿Encuentra paralelismos?

Me encantaba todo lo que decía. Tenía una doble vertiente. Si se equivocaba, también valía lo que había dicho. Decía una cosa y la contraria al mismo tiempo.

¿A qué se refiere?

Hace poco la hija, en el acto en el que ponían el nombre de Cruyff al estadio del Barça B, contaba que había una norma en su casa, y era que la razón siempre la tenía él. Y en el caso de que no la tuviera, la volvía a recuperar.

¿Qué significa la figura de Cruyff en el Barça?

Es el que cambia la mentalidad. Y en realidad la del fútbol español, porque la Selección nació de la renovación que se experimentó con Cruyff. Por eso se ganó el Mundial.

¿El Cruyffismo sigue vigente?

Creo que sí, aunque no está presente en la junta directiva actual del Barça, que es un tanto gris. Cruyff trae esa idea que sí estaba en el Madrid que es ganar sin complejos, disfrutar y divertirse.

¿Y el Guardiolismo?

Es una corriente independiente que viene del Cruyffismo. Pep es un discípulo, en todo caso, y cuenta con la suerte de tener a Messi, que es mucho decir.

¿Llegó a tratar a Cruyff?

No. Sólo le vi en una ocasión en un restaurante, y de lejos.

¿Y a Guardiola?

Le traté, sí… Cenamos algunas noches, hubo encuentros. Y le entrevisté varias veces. Me dio una camiseta del Roma sudada que perdí en Venezuela. Se la di a un niño humilde que jugaba a solas en una barriada, conocido de otros amigos míos también venezolanos, y el muy maldito la perdió sin que haya rastro ya de ella.

¿Cómo era su relación con Guardiola?

Él leía y sigue leyendo mucho, y estaba interesado en lo que yo hacía.

¿Cómo es en las distancias cortas?

Una vez me preguntó cómo era París. Me sorprendió. Le dije que él había estado muchas veces y él reflexionó que sólo en los hoteles, antes de jugar. Se notaba que deseaba salir fuera, que tenía ansia por conocer y saber. Y preguntaba bastante.

¿Qué preguntaba?

De todo menos de fútbol. Era yo el que le preguntaba de fútbol y no había manera de que me contara nada. Fue una relación amable y simpática. Una noche me acompañó a casa en coche y no había ningún vecino para ver esa escena, lástima, porque yo me sentí muy especial. Tuvimos una conversación final muy buena.

¿Qué viene después del Cruyfismo y del Guardiolismo?

De momento está Messi y Valverde, que me parece un entrenador espléndido. El después es peligroso porque se ha creado un mito, un lugar común que me parece bastante tonto, en el cual se ha de ganar cada año el triplete. Y ocurre que se empata en Lyon y aquí hay un mal humor tremendo.

¿Y conceptualmente todo se acabó con Xavi e Iniesta?

En cuanto al estilo de juego, ellos se fueron pero el año que viene estarán Arthur y De Jong. Supongo que se pretende un centro del campo que se parezca a lo anterior. Pero, en todo caso, es un error creer que el estilo bueno siempre será aquel. A ver, a mí Xavi e Iniesta me producían bastante sopor.

Eso puede resultar chocante.

Sé que son buenos y que además han sido claves para Messi. Pero, por algún motivo, un poco de aburrimiento me daba. Mi temor es que venga Xavi de entrenador, porque es demasiado sensato.

¿Guardiola sigue teniendo sitio en el Barça?

No está claro. Cuando te vas, siempre alguien ocupa tu lugar. Creo que lo ha tomado Piqué.Tampoco sé si a Guardiola le interesa mucho volver.

Pero a Piqué sí quedarse.

Creo que sí.

¿Le sorprendió lo que dijo Piqué sobre el juicio por el 'procés' tras el último Clásico?

Es la eterna discusión de si se ha de mezclar la política con el fútbol. Cada uno es dueño de sus palabras.

¿Y se debe mezclar?

Creo que lo más inteligente sería ser consciente de que, en el mundo, del Barça es una gran cantidad de gente de muchas procedencias e ideologías. Esto habría que tenerlo en cuenta sobre todo si se aspira a ser presidente de un club. A mí es que el fútbol me apasiona tanto que me gusta hablar de él y no de otras cosas.

¿Qué le inspira Messi?

Es el jugador ideal en el sentido de que sale del mismo club con 17 o 18 años, sube al primer equipo, se mantiene toda su carrera ahí y además con una regularidad asombrosa. Las grandes figuras del fútbol siempre fueron discontinuas. Y las grandes figuras, para mí, empiezan con Di Stéfano, que era el jugador total y el inventor del fútbol moderno. Cinco Copas de Europa le dio al Madrid nada menos. Y ahora Messi es el nuevo Di Stéfano, también argentino.

¿Vio jugar a La Saeta?

Sí claro, y he bailado con sus hijas en guateques.

¿En guateques?

Porque los hijos de Kubala y Di Stéfano se hicieron amigos cuando jugaban en el Espanyol y había un grupo de verano al que yo pertenecía…

¿Llegó a tener amistad con él?

Bailé con las hijas. Ya es mucho.

¿Está Messi por encima de Di Stéfano, Pelé y Maradona?

Desde luego mejor que Cristiano es de largo. Mi tendencia es además decir que Messi está por encima de esa terna por esa genialidad constante, porque ha inventado todas las jugadas, las ha recreado... Es una especie de monstruo absoluto.


Pero no es especialmente guapo, ni alto, ni puede luchar contra el mito de la vida decadente de Maradona…

En Argentina prefieren la épica de Maradona, sí. Lo ven más argentino. Había una nota muy divertida en el Mundo Today que decía: "Messi podría ser argentino". Es una noticia muy buena. En todo caso hay algunos mitos del pasado que se tambalean, como el de Pelé. Yo creo que no fue para tanto, pero sí que ese fue el momento en el que se inventó la estrella en el fútbol. Ya le digo que para mí, Di Stéfano era el más interesante.

¿Por qué?

Porque preludia el Ajax de Rinus Michels por el juego global, total, de intercambio de posiciones de todos los jugadores.

¿En el fútbol de ahora, a usted lo del VAR le convence?

En este país somos expertos en destrozar lo bueno que se inventa. El VAR es útil pero aquí en tres meses se ha ido al garete porque se ha organizado mal, porque nadie sabe exactamente cómo funciona… En otras partes parece funcionar mejor y aquí se ha caído en lo mismo que pasaba antes o en algo peor. Lo que me sorprende más son un par de jugadas que se han visto en la sala, sobre todo del Real Madrid, en las que era claro que no era penalti y se ha marcado penalti. Y me ha recordado a la frase de Cruyff en la que decía: "Los árbitros son tan malos que aunque les repitieran la jugada, volverían a equivocarse" (risas).

¿Se ha demostrado que Cruyff tenía razón?

O bien es un problema de percepción o bien es del miedo al poder, al que en sus carreras sean perjudicados.

¿Por ser decisiones que afectan al Madrid?

En septiembre ya se habló de que lentamente se iría volviendo a lo anterior, porque se reciclaría todo para manipularlo cuando fuera necesario, sí. En eso somos especialistas. La picaresca nace en la literatura pero luego la copia el pueblo.

¿Cree de verdad que se dirigen las decisiones desde arriba?

Eso sería decir mucho, pero hay una especie de temor casi ancestral al que está en el palco, al que tiene un poder más concreto y más alto… Y esto viene de hace años. No es lo mismo pitar un penalti al Getafe que al Madrid.

O al Barça…

Pero con el Barça no hay un temor tan grande, que yo sepa.

Dígame, ¿le llegó a atrapar alguna vez la literatura del fútbol?

Mucho, y he disfrutado escribiendo de fútbol también. Recuerdo especialmente un artículo que hice sobre Abdón Porte, el central de la selección uruguaya y de Nacional de Montevideo que se suicidó cuando entró en declive. Fue en los años 20. Se quitó la vida en el centro del campo de su estadio una noche porque había perdido el sitio por la edad. Lo curioso es que en ese centro del campo fue donde echó a correr por primera vez la pelota en un Mundial. Y advertida la historia decidí escribir sobre ella.

¿Cuáles son sus referentes en la literatura del fútbol?

Leí mucho Mundo Deportivo y también Vida Deportiva, que así se llamaba el semanario, que además yo coleccioné del 58 al 60. Aún conservo los artículos que enviaba Miguel Delibes con seudónimo desde Valladolid. Y hay una crónica de un Valladolid-Barça contada por él. La enfocó como una batalla. Narraba la estrategia de un ejército y del otro. Y por supuesto estaba muy bien escrita.

¿Está reñido el fútbol con la literatura?

Sería ridículo que lo estuviera. En este sentido a Vázquez Montalbán se le debe mucho. Sus artículos, en principio, fueron claves para desenroscar ese problema que había entre fútbol y literatura por el cual un intelectual, intelectual entre comillas, no podía unir estos dos conceptos.

¿Qué crónica le queda por escribir a usted del Barça?

La resurrección de Cruyff, por ejemplo. Él tenía una ventaja, que era capaz de las mayores osadías que nadie se puede permitir hoy porque sería despedido como técnico. Eso, o una final de la Champions entre el Barça y el Madrid en el Metropolitano. Fuera el resultado que fuera...