'Musho' Canales, escaso Morata
El día de su debut con el Atleti lo marcó el VAR: reclamó un penalti que pareció y el colegiado no revisó. Después el Betis marcó el suyo. El Barça se aleja un punto más.
Comenzó la tarde luminosa en Sevilla con todos los ojos apuntando al mismo lugar. El chaval con el 22 rojiblanco a la espalda que debutaba a la semana de llegar, con un reto por delante más allá de estos primeros 90 minutos ante el Betis: demostrar en la hierba sus fotos vestido de crío del Atleti.
Pero antes de que diera tiempo si quiera de ver a Morata asentarse en el césped, lanzó Canales un córner que cabeceó Feddal a la escuadra gritando goool. Goool ante cualquier otro que no se apellide Oblak: la yema de sus dedos siempre llega, incluso a aquello que físicamente parece imposible. Al primer minuto, con los músculos aún fríos, y un paradón de otro planeta. Los ojos podían regresar a Morata.
Custodiado por Bartra y Mandi, a los que parecía sacar una cabeza, iba buscando su sitio en el área. Su primer remate, un taconazo que se marchó fuera. El segundo, un tiro que atrapó Pau López fácil, después de un carrerón con Griezmann. En el Betis, sólo Canales, su futbolista más sedoso, trataba de ofrecer algo más allá que pases al pie. Se desperezaba lentamente la tarde en la que el Atleti buscaba acercarse al Barça en Liga, podía, y que terminó con Setién ganando al Cholo. Al fin.
Pensando en la Copa, salió de inicio sin Lo Celso, que le hubiera dado otro ritmo, alguna profundidad. No amenazaba el Betis a un Atleti compacto que intentaba robar en campo contrario y salir a la contra, pero sin áreas. Circulaba el balón pero lentísimo, entre pérdidas de Thomas (contenido por estar apercibido y el Madrid en seis días) y pérdidas (desesperantes) de Lemar. Más interesante era ver remover masilla en una hormigonera. O una Gala de los Goya en bucle.
El reposo dejó a Arias bajo la ducha, con amarilla, que otra hubiera sido no estar ante el Madrid, y trajo el regreso de Filipe 47 días después de caer por una lesión muscular. Salió el Atlético con una marcha más y la intención de buscar el partido. La tuvo Griezmann, pero no llegó a peinar por un dedo un centro perfecto de Juanfran, que había regresado a su banda, la derecha. Se retiró Bartra, con un tirón en los isquios. Y fue justo después que todos los ojos regresaron a Morata.
Feddal le derriba en el área, se lo lleva por delante... Y Medié pita córner. Pareció penalti, penalti de libro, cristalino, pero el VAR no le llamó a revisar. Pocos minutos después era en el área contraria donde se escuchaba el silbato del árbitro pitar penalti: mano de Filipe, tan tonta como clara.
Lo ejecutó Canales, con sangre fría, ante un Oblak que no se vencía y adivinó el lanzamiento, sin llegar a atrapar. Setién celebraba de puños cerrados el primer gol de su Betis a un Atleti de Simeone. Cuatro intentos había costado. Y lo hizo a lo Cholo. Un despiste, un error y, zas, botín a la saca en un partido cerrado.
En la hora que se llevaba de partido, el Atlético había cometido un fallo: dirigir todos los ojos a Morata, aún incómodo, cegado por la defensa bética, y no donde siempre, en la bota de Griezmann. Estrelló un balón en la madera de Pau que cimbreó los mismísimos cimientos del Villamarín. Se lanzaría Simeone a por la victoria con toda la pólvora que tenía. Un Vitolo que salía de la enfermería, sumando a Kalinic al ataque Griezmann-Morata, a la desesperada, frente a un Betis que dirigía un Canales en modo recital, bárbaro.
Se quedaría Jesé sin debutar y el Atleti sin su gol, por más que lo buscara en diez minutos de agobio finales, Vitolo y Grizi. El final llegó con un Villamarín en pie y rugiendo con el corazón en la garganta para despedir al futbolista del partido en el día de Morata: Canales. Simeone se fue de Sevilla, quizá, echando de menos al único delantero que no tenía, Costa. Y dejando escapar otra oportunidad de acercarse al Barça, que se aleja un punto más. Y van...