El equipo carga con la mochila de las segundas partes
Los pericos reciben 21 goles y anotan 11 en ese periodo. En cambio, en los primeros 45 minutos marcan 18 y reciben 15, y sumarían en LaLiga 45 puntos.
El duelo de Copa del Rey ante el Betis del pasado jueves fue el ejemplo ideal, el prototipo del partido del Espanyol de este curso con sus luces y sus sombras. Los de Rubi ofrecieron su mejor cara en una primera parte espléndida, en la que se adelantaron (1-0), jugaron como en sus mejores tardes y recuperaron la solidez atrás. No obstante, en la segunda mitad el equipo fue a merced de un Betis que dominó y pudo empatar antes del gol de Toni Sanabria (80’).
Así ha sido la constante del Espanyol este curso, donde las primeras partes han deparado lo mejor y las segundas, la tonalidad más grisácea salvo excepciones. Así, en los 45 minutos iniciales el conjunto perico ha marcado 18 goles por 15 de los rivales, con un saldo de puntos en de 28 en el campeonato liguero (lo que equivaldría a ser octavo actualmente), y un balance en la Copa también favorable: solo en Cádiz los blanquiazules fueron perdiendo al descanso. Pero en el segundo acto, la estadística es desfavorable. El balance de goles se invierte: 11 a favor y 21 en contra, con solamente 19 puntos obtenidos en esos 45 minutos en LaLiga, lo que supondría ocupar plazas de descenso.
El dato arroja varias reflexiones, que además se convierten en tendencia teniendo en cuenta que el análisis engloba ya 25 encuentros. Los planes de partido de Rubi suelen ser acertados y acercan al equipo a las victorias, salvo las excepciones ante el Eibar, Barcelona o Girona, principalmente los partidos en los que en la primera mitad el rival ha puesto tierra de por medio para llevarse el encuentro; aunque los cambios y las modificaciones durante el mismo no han surtido efecto. De hecho, el Espanyol solamente ganó cuatro segundas partes en LaLiga, ante Valencia, Levante, Eibar y Huesca. En el resto de partidos no logró superar al rival en ese tramo.
Otro aspecto recurrente durante el curso han sido las faltas de concentración en los momentos finales de los encuentros, ya sea por fatiga física o mental, que han desembocado en pérdida de puntos, como ante el Sevilla, Valladolid o Betis, principalmente.
La falta de revulsivos y de recursos también ayuda a que tras los cambios el nivel se resienta. Por el momento, las segundas partes son una cuesta para el Espanyol, que necesita revertir la situación para escalar posiciones y ganar más estabilidad en sus partidos. Mejorar en estos segundos actos se ha convertido en otro reto.