Darder, Jordán, Marc Roca y Álex López: una melodía encadenada
Tres formaron juntos en la Copa. El cuarto les espera en Eibar, el lunes. Los mediocentros formados en el Espanyol guardan tal relación que ninguna carrera se explica sin las otras.
"Era el mejor futbolista de toda mi etapa en el filial”. Con esta categórica consideración, que Raúl Longhi emite para AS y que se refiere a Sergi Darder en la temporada 2011-12, arranca una concatenación de hechos en el Espanyol que van relacionando, uno tras otro, a los mediocentros surgidos en los últimos años en la cantera. La historia deportiva de ninguno de ellos sería la misma sin la existencia de los otros.
“Visión de juego, distribución, pases en corto y en largo... Darder era un centrocampista muy completo y el que más proyección tenía de aquel Espanyol B”, desgrana Longhi, quien fue su entrenador hasta que el mallorquín decidiera marcharse, en julio de 2012, en vista de que Mauricio Pochettino (que sí se lo había llevado un año antes a la pretemporada) no le garantizaría nuevas oportunidades. Darder fue rápidamente reclutado por el añorado Manel Casanova, que lo fichó junto a Marc Caballé y José Antonio Ruiz ‘Pirulo’, que también jugarían en el Espanyol, para el Atlético Malagueño que dirigiía otro experico: Josep Clotet.
La marcha del hijo pródigo proyectó a otro mediocentro, Joan Jordán, seis meses y medio más joven y que en la citada campaña 2011-12 había llegado a debutar con el filial blanquiazul en Tercera. “Iba alternándolo con el Juvenil”, apunta Longhi, de la primera temporada del gerundense en el club. La segunda, ya en Segunda B, fue sumando galones. “Era muy inteligente, entendía cualquier encaje táctico, tanto si lo ponías por delante de la defensa como más avanzado. Más maduro de lo que dictaba su edad”, condensa Longhi. Sergio González, su último entrenador en el Espanyol B, también sabía de sus virtudes, y por eso lo hizo debutar enseguida en el primer equipo: el 30 de agosto de 2014, en un Espanyol-Sevilla (1-2).
Pero dos temporadas y solo 17 encuentros oficiales después, con la llegada de Quique Sánchez Flores tuvo que salir cedido al Valladolid. Y a pesar de que despuntó, el preparador madrileño no lo quiso. Quien sí había visto su enorme potencial fue un extécnico del conjunto pucelano, José Luis Mendilibar, que no dudó en pedirlo para el Eibar. El 13 de julio de 2017 se marchaba traspasado por un millón de euros más variables; el Espanyol aún conserva un derecho de tanteo y el 20 por ciento de una futura venta.
La salida de Jordán tampoco se explica sin la irrupción en la temporada 2016-17 de Marc Roca, la apuesta de Quique, que en noviembre ya empujó a su renovación hasta 2022, pero que en el segundo curso pasó a ignorarlo, dándole 191 minutos repartidos en cinco partidos hasta su destitución, en abril. 11 temporadas después de su llegada al club, Roca al fin saborea su gran temporada: en septiembre debutó con la Sub-21 y este mismo lunes cumplió 50 encuentros en Primera.
Y ese mismo día, en Anoeta, el que se estrenó en LaLiga fue Álex López. También siguió la estela de Marc en el filial, con el que debutó en la 2014-15 para consolidarse tras el ascenso de su compañero al primer equipo. Curiosamente, renovó hasta 2022 solo dos días antes de que Jordán fuera traspasado al Eibar. Y rechazó irse cedido al Nàstic en verano, a la espera de oportunidades que en la Copa ya ha aprovechado, con gol incluido.
En estas historias encadenadas, todos tuvieron cerca la puerta de salida. Dos se quedaron, dos la tomaron y uno regresó. Darder, Roca y Álex formaron juntos la medular del Espanyol ante el Villarreal, el jueves. Jordán les espera el lunes en Eibar.
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