A Planagumà le falta ir con una cabeza de ajos en la mano cuando alguien le recuerda lo que suele ocurrir en enero en el Hércules. El técnico se pone malo e intenta cambiar de conversación cuanto antes. Ya sabe que por estas fechas los proyectos en Alicante se derrumban, se fracasa casi siempre en los fichajes invernales y saltan los entrenadores por los aires. Planagumà lucha contra el pasado porque él vive muy bien el presente. Su Hércules, guste o no, desprende un aroma diferente, aunque su equipo sea quinto y esté fuera del playoff.
El proyecto de Planagumà pasa hoy un test de los importantes ante el Ontinyent (17:00 horas) porque el equipo tiene que evitar como sea despedirse casi del primer puesto en enero. El Villarreal B, próximo rival que visitará el Rico Pérez, ganó ayer al Lleida y está a nueve puntos. Un revés en El Clariano dejaría el liderato casi inalcanzable, como casi siempre ha ocurrido en el último lustro. Por eso, la primera premisa de Planagumà es romper hoy ante el Ontinyent la mala racha y de paso, decir que su equipo está muy vivo. Será difícil porque el Hércules sólo ha sumado diez puntos de 27 y sus números, de un tiempo a esta parte, "son de descenso", como dijo el propio técnico. El catalán lanzó un dardo a su plantilla esta semana y le pidió responsabilidad y un paso al frente. Habrá cambios. Nani, Pablo, Diego Benito y Juli pueden entrar en el once. Pero sobre todo, destaca la vuelta del mediocentro, clave para poner orden.
Enfrente, espera un Ontinyent que llega tocado, con problemas institucionales y de cobro. El conjunto valenciano atraviesa una crisis importante porque lleva cuatro meses sin ganar en casa. No obstante, la semana pasada le plantó cara al Lleida y no ganó de milagro. Avisado está el Hércules.