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Contreras, sobre Al Ghandour: "Fue la única vez que sentí la prostitución del fútbol"

Al Ghandour sigue sin convencer a sus damnificados 16 años después. Ni Michael Ragoonath, “el famoso e indeseable linier de ese partido” como le recuerda Koke Contreras.

Contreras, sobre Al Ghandour: "Fue la única vez que sentí la prostitución del fútbol"

Queda claro que, 16 años después, Al Ghandour, el funesto árbitro egipcio que masacró a España en el Mundial de 2002 contra Corea, sigue levantando ampollas. Que se lo pregunten a Koke Contreras, que era tercer portero de España en aquel evento. "En la carrera de cualquier deportista existen momentos de éxito y de fracaso o decepciones. El recuerdo de este partido es totalmente diferente a este. En los anteriores prima el rendimiento personal y colectivo. En este caso, ‘injusticia" y ‘rabia’ son las palabras que mejor definen mi recuerdo de ese día".

Queda claro que el trencilla norteafricano se lució aquel día. "Un cúmulo de errores en nuestra contra. Unos muy evidentes. Otros que se pueden disimular mejor con el comodín de la ‘interpretación’ del árbitro en décimas de segundo. Pero aparte de esos errores existe una manera de desnivelar un partido que es más difícil de explicar si no lo vives en el mismo terreno de juego compitiendo contra el rival. Y es eso mismo: competir. A España no le permitieron competir contra Corea. Al Ghandour permitió una defensa más allá del límite del Reglamento. A base de continuas pequeñas faltitas, no fuertes ni llamativas, pero muy continuadas y que cortan el ritmo a cualquier rival ofensivo. Y si regateabas a uno después del ligero empujón, agarrón y ya trastabillado, tenías a otro delante con la misma actitud. Encima, al que habías regateado ya lo tenías detrás del que hacia la cobertura... era desesperante. Y todo con la permisibilidad del árbitro. Y todo con la sospecha de saber que había indicios claros que podía suceder. ¡Estaba ocurriendo! Y todo viendo que los momentos en que nos los quitábamos de encima y veíamos puerta se inventaban cualquier cosa para evitar que marcáramos”.

Contreras admite que todos estaban con la mosca detrás de la oreja tras el expolio arbitral que sufrió Italia en la eliminatoria de octavos de final ante el anfitrión asiático. "Todo con la impotencia de saber que van a entrar en tu casa a robarte, prepararte para evitarlo y levantarte al día siguiente viendo que se han llevado todo. Miedos justificados después de ver el partido de octavos entre coreanos e italianos".

Tras la eliminación de España, los jugadores fueron realmente más conscientes de la magnitud del ‘robo’. "Ya en el avión de vuelta, con tiempo para darle vueltas a todo lo sucedido se hizo firme un pensamiento en mi cabeza que no había tenido hasta ese momento en mi carrera deportiva: 'Nos han robado. Al equipo, al país, a mí.' Hasta entonces había vivido errores arbitrales, a favor y en contra, que cambiaron el resultado de un partido. Pero siempre di por hecho que eran cosas del deporte, errores que al igual que yo me puedo comer un balón, el árbitro se puede equivocar. Incluso puedo llegar a pensar que hay árbitros que les caen mal ciertos jugadores y les influye inconscientemente en malas decisiones hacia ese jugador y por lo tanto a su equipo”.

¿Y qué piensa ahora? "Después de vivir desde dentro el Mundial de Corea y Japón sigo pensando que estaba podrido y que había una clara... llámalo ‘corriente a favor’ para que Corea llegase a semifinales mínimo caiga quien caiga".

Contreras, aficionado a la navegación, se fue en barco desde la Costa del Sol hasta Trinidad y Tobago expresamente para cantar las 40 a Michael Ragoonath, el horroroso linier que sacó fuera del campo el impecable centro de Joaquín que Morientes convirtió en golazo vergonzosamente anulado. "Este pensamiento se ve reforzado ocho años después cuando me entrevisté con el linier del partido Michael Ragoonath en su país, Trinidad y Tobago. Conseguí aunar mis dos pasiones en una historia: el fútbol y la navegación a vela. Así es como zarpé de Benalmádena rumbo Trinidad y Tobago para buscar y reunirme con el famoso e indeseable linier de ese partido".

Toda una aventura. "Como cualquier aventura tuvo sus complicaciones. Dejar la familia, trabajo varias semanas. Preparar un barco de ‘dominguero’ y sus dos tripulantes para todo un cruce oceánico en apenas mes y medio".

No lo tuvo sencillo. "Para mayor dificultad, el personaje no daba su autorización para el encuentro. Pero la misma pasión y determinación que me movió en mi carrera futbolística me sirvió para superar todos los obstáculos, tiburón incluido, en esta otra empresa". (Koke se las tuvo tiesas durante la travesía con uno de estos voraces escualos).

El embajador de Trinidad echó un cable. "Saliendo al fin de la Embajada española de Trinidad y Tobago regentada por el amable y eficaz Don Joaquín de Aristegui y de vuelta al barco mis pensamientos intentaban actualizar mis conclusiones sobre ese día de la eliminación. Han pasado ocho años de aquello estaba entonces en 2010, y a pesar de la relativización que da el tiempo sigo pensando que a España no le permitieron pasar a semifinales en beneficio de un país anfitrión que a buen seguro había ganado muchos amigos dentro de la organización. Por suerte, en mi carrera profesional es la única vez que he sentido la prostitución de este amado deporte".