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ESPANYOL

Del primer ‘fracaso Chen’ al regreso a la austeridad

En este 2018 se fueron Robert, Lardín y Quique y se enterró el proyecto originario. El club, ahora, prioriza otra vez la economía.

Actualizado a
La plantilla.
RODOLFO MOLINA

En junio de 2017, Chen Yansheng cerró con Óscar Perarnau su vuelta al Espanyol. Una declaración de intenciones que ha ido desencadenando el resto de movimientos en la cúpula de gestión del club en este 2018. El actual director general deportivo fue el que se encargó de introducir al presidente en el mundo del fútbol de noviembre de 2015 a enero de 2016, cuando Chen compró el club y quiso conocer los entresijos del entramado deportivo. Chen tomó nota de su modelo: una secretaría técnica basada en el rigor económico, la cantera y en fichar jugadores que podían ser vendidos en el futuro. Y esa es la estrategia que quiso para su Espanyol una vez entendió que el proyecto inicial, en manos de de Ramon Robert, Quique Sánchez Flores y Ángel Gómez, había fracaso.

En este 2018 se acabó de certificar esa decepción con tres despidos. El 9 de enero, el club confirmaba la marcha del director general corporativo, Robert, el hombre que había heredado la gestión del club desde el adiós de Joan Collet y quien se encargó de negociar los contratos de los nuevos jugadores. El error de cálculo en el límite salarial de la temporada 2017-18 y los contratos ascendentes y leoninos a futbolistas cuyo rendimiento no fue el esperado le dilapidaron. Una semana después, se anunció la paulatina contratación de Roger Guasch, avalado por los vicepresidentes, y persona ajena al fútbol: su mundo era el Liceo y la cultura.

Sustituida ya la pata de la gestión y con la incorporación de Perarnau, Quique Sánchez Flores y Jordi Lardín (quien en su día sustituyó a Ángel Gómez, el primer damnificado) quedaron como los únicos vestigios del proyecto inicial de Chen. En abril, debido a los malos resultados y a la tensa relación entre el técnico y la plantilla, el presidente decidió echarlos. David Gallego asumió el primer equipo y devolvió la ilusión con cinco encuentros sin perder y un Espanyol acomodado al final del campeonato en la zona media.

Nueva política. Después de esas ventas, y asumido el retroceso en los objetivos, el Espanyol volvió a modificar su plan estratégico a todos los niveles. Chen ha confiado el devenir de la entidad en Guasch y Perarnau, y ambos han ido incorporando a su equipo, tanto en las áreas de márketing y comunicación, el primero; como la elección de Rufete y Rubi, el segundo, a personas que tienen unas claras directrices.

Las líneas que ha trazado Chen en este 2018 son transparentes. Su prioridad es recuperar el crédito que en su día le dejó al Espanyol creando un equipo que promocione canteranos, venda mejor e invierta la mitad en refuerzos, sobre todo en jugadores que puedan revalorizarse con el tiempo: Borja Iglesias y Sergi Darder son un ejemplo. Está por ver si este modelo convence también a los aficionados: en mayo se cumple 12 años de la final de la UEFA en Glasgow, 12 años sin ver al Espanyol jugar competición europea.

A nivel social, la masa ha decaído por la política de subida de abonos. En este 2019 se verá por dónde navegan el segundo barco de la era Chen.