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BARCELONA

Valverde se retrata

El técnico del Barça concede a La Vanguardia su primera entrevista desde que llegó al Camp Nou para hablar de fotografía, su gran pasión.

Actualizado a
Ernesto Valverde
REUTERS

Cuando tenía 17 años y jugaba en el Alavés, Ernesto Valverde le encargó a un amigo que le comprara en Canarias una cámara de fotos que le costó 40.000 pesetas. Por aquel entonces estudiaba electrónica y la fotografía no era más que un hobby. Ahora, después de varias exposiciones y un libro publicado él mismo confiesa que “ya no es un hobby, es algo muy importante en mi vida”.

Valverde reflexiona sobre la fotografía en la primera entrevista que concede desde que llegó al Camp Nou (de hecho es la primera entrevista que concede un técnico blaugrana desde que se fue Rijkaard) a La Vanguardia. El autor de la entrevista es Pedro Madueño, jefe de fotografía del diario y el compromiso de la cita era no hablar de fútbol ni de la actualidad, aunque era inevitable que el fútbol se colara en la charla.

“Soy como entrenador lo mismo que como fotógrafo. Soy muy impaciente, igual demasiado. También soy inconformista con mi trabajo, bueno, digamos que huyo de lo que es demasiado evidente pero no de lo clásico, que ya me parece bien. Quiero que mis fotos no sean muy confortables ni amables. Quiero que mi trabajo sea diferente”, confiesa Valverde, que en 2012 publicó el libro de fotografías “Medio tiempo” prologado por Bernardo Atxaga.

Reconoce el técnico blaugrana que “el fútbol es algo muy importante pero tiene una parte que es un absurdo: hoy parece que se vaya a caer el mundo y mañana lo tenemos que volver a construir. Hacer una buena fotografíae s como ganar un buen partido, un partido en condiciones. Un partidazo, vaya. Ganar un partido es difícil, ¡eh!”.

Las fotografías de Valverde son, como el mismo asume, melancólicas. Siempre dispara en blanco y negro y con carrete que revela él mismo: “ese momento en el que estás en el laboratorio y hueles a ácido acético, a fijador, al revelador que has mezclado tú mismo en casa… cierras las entradas de luz y pones la bombilla roja, metes el papel en la cubeta y ves salir la imagen, ese momento es una pasada. Buf…

Uno de los temas recurrentes en su trabajo es la muerte, que el técnico toca a menudo aunque apunta que “no soy muy consciente de eso pero quizás lo haga para remover conciencias. Encuentro que la muerte es fotogénica. Utilizo la muerte para dar un golpe en la cara al que las mira. No pienso demasiado en la muerte pero pienso que lo normal es que los hijos entierren a los padres. Tengo tres hijos, así que….”